Capítulo XVII: Esperanzas ocultas

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Hola a todos, acá con un nuevo capítulo, con un inicio inspirado en una canción, y que está creado para ser difícil de entender a propósito jaja. 

Este capítulo es inesperado, y trae algo que podría considerarse un giro desde la perspectiva de los verdes. Sé que nadie esperaba un capítulo así jaja, o bueno tal vez si un par de personas que me envían mensajes por interno que ya habían captado las indirectas en otros capítulos jaja.

Los invito a comentar esta historia, porque es la que más trabajo tiene jaja. Y quiero saber si se esperaban lo que pasa en este capi jeje. 

Besos y abrazos. 

Se dice que el odio, puede habitar incluso en los corazones más amables, y el amor ocultarse incluso en las personas más crueles. 

Mucho tiempo atrás, en bocas que al presente habían sido silenciadas, se contaba sobre dos niños, que habían sido asesinados para proteger a los suyos. 

Habían muerto, sin morir, él los mataría a todos, solo por ambición al poder. No importaba si llevaban su sangre, él los mataría en vida, sin importar el precio.

Nadie podría liberarlos, porque eran parte del mismo juego ahora. Él tenía miedo, y ella tenía poder. Ella tenía poder, pero nunca sería libre.

Cuentan que en un futuro que ahora se hacía lejano, aquellos ojos que fueron los primeros en ver fueron los últimos en sangrar.

Los bandos estaban formados, la guerra estaba en marcha, y el color verde comenzaba a desgarrar incluso los más fuertes corazones. 


Helaena despertó de golpe en su cama, su respiración agitada, su corazón martillando contra su pecho de forma casi dolorosa. 

Podía escuchar sus gritos aún en su mente, podía escuchar a su hermano Aegon suplicar piedad mientras lo golpeaban en el suelo lastimando sus costillas recién recuperadas, podía escuchar a Aemond también, maldiciendo y gritando de dolor mientras su atacante rasgaba la herida antigua en su ojo perdido. Escuchaba a lo lejos la voz de su abuelo.

Ella nunca olvidaba esa voz, una voz que con ella era amable, pero con sus hermanos no lo era en absoluto. 

Aterrada se levantó de su cama. Podría caminar hacia su madre, advertirle de que Aegon y Aemond estaban en peligro, que algo muy malo les pasaría.

Pero ¿Cuáles eran las posibilidades de que ella la escuchara? ¿O de que pudiera hacer algo?

Buscó en la pared de su habitación, aquella puerta de la que Aegon una vez había hablado. 

Su hermano no había logrado descubrir donde estaba la entrada secreta a los pasadizos de la fortaleza roja en la habitación de ella, pero ahora, no le quedaba más opción que encontrarla ella misma.

Buscó, desesperada por poder encontrar algo que la ayudara a escapar de la guardia real que no la dejaría salir de la habitación para pedir ayuda.

Tocó las paredes, las lágrimas caían de sus ojos atormentada con los gritos de sus hermanos, necesitaba salir de allí. 

Maegor Targaryen había enviado a construir esos pasadizos. Toda la fortaleza estaba llena de ellos. Maegor era un hombre inteligente, no solamente habría ordenado que los pasadizos estuvieran en las paredes. Miró hacia el suelo y buscó desesperadamente, no había absolutamente nada y ella sentía que se estaba quedando sin tiempo.

Destinados a Arder JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora