Cap. 1

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Lamentable.

Esa es la situación en la que se encuentra. Una situación lamentable.

Lo acaban de correr de su trabajo, su ex prometido lo dejó ayer, justo en la fecha de su aniversario, sus padres lo odian por ser homosexual y sus amigos están tan ocupados en sus vidas que no pueden tomarse cinco minutos para hablar con él.

Estaba solo.

Muy lamentable.

De camino a casa, encuentra un banco solitario en un parque que luce inhabitable. Se siente conectado y no puede evitar pensar en lo ridículo que es el hecho de sentirse conectado con un parque.

Aún así toma asiento y suspira.

Las lágrimas comienzan a salir con facilidad y no le importa, ciertamente está cansado de fingir que puede con todo, la verdad no puede.

Está agotado tanto física como mentalmente.

Las lágrimas forman un camino constante en sus mejillas, poco le importa. No es ni capaz de levantar sus manos para limpiarlas. No quiere tampoco.

Son cerca de las 10 de la noche. No hay gente allí y él no tiene a dónde ir.

Su mente está en blanco mientras observa un punto fijo, no piensa en nada, su mente está cansada de pensar de más.

Necesita un respiro.

No entiende en qué momento su vida toma ese giro. Hace un mes estaba seguro del amor de su pareja, se veía a futuro con él, creía haber resultado ganador en es ámbito. En su trabajo, incluso creyó que le darían un aumento porque no dejaban de decirle lo importante que era para el equipo de marketing.

Pero al final todo había resultado ser todo lo contrario, su ex prometido le confesó que estaba engañándolo de tiempo atrás con otra persona y que no se podía casar con él porque ya no lo ama.

Y en su trabajo, bueno, lo mandaron a llamar para decirle que era importante, pero ya no requerían sus servicios.

Hace más de un año que no habla con sus padres, lo rechazaron en cuanto supo que iba en serio con su pareja que era un hombre. Al parecer creyeron que era un capricho y pronto lo superaría, bueno, eso no pasó, porque a él le gustan los hombres y que su familia no lo aceptara fue un golpe bastante duro.

Incluso aún lo era, por eso lloraba.

Después de que lo despidieron, trató de llamar a sus mejores amigos pero eso tampoco resultó.

Cuando dicen que le regresaran la llamada, Jungkook sabe que eso significa que lo llamarán en un mes o con suerte, una semana antes de la supuesta boda.

Tenía que lidiar con todas esas emociones solo y lo entendía, al final todos estamos solos en el mundo y sólo nos tenemos a nosotros mismos, pero esperaba que alguien lo consolara.

Suspira de nuevo y tiene que cerrar los ojos.

Está cansado.

No sabe cómo ni cuánto tiempo ha pasado, pero cuando comienzan a moverlo bruscamente, gime por el repentino despertar y se encuentra con un hombre detante de él preocupado.

—¡Amigo, reacciona! ¡No te vayas a morir! —el hombre grita sin verlo—. ¡Llamen a una ambulancia! ¡Maldita sea la gente de Seúl! ¿No tienen empatía?

El hombre parece preparado para decir otra maldición cuando recae su mirada sobre él y se detiene. Puede ver el alivio en sus facciones.

—¡Santa mierda! —lo suelta—. ¡Que bueno que estás vivo! Oh dios, me espanté tanto. ¿Por qué duermes aquí en tiempo de otoño? ¡Pudiste morir de hipotermia!

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