Cap. 4

168 33 2
                                    

No puede dormir en toda la noche.

Su mente no deja de pensar y sentirse mal por no tener dinero para poder ayudar al hombre. No sabe que hacer. ¿Y si pide un préstamo? Nunca ha tenido problemas con el banco pero sabe que sin un empleo fijo eso podría terminar mal.

Da vuelta en la cama, decide ponerse de pie y comienza a caminar de un lado a otro tratando de pensar en algo.

No puede ayudarlo monetariamente, ¿entonces cómo?

La respuesta llega cuando nota su escritorio con algunos de sus proyectos pasados y se siente algo tonto por no considerar eso cómo primera opción.

Con adrenalina toma cada uno de ellos y comienza a estudiarlos, anotando los puntos clave que ayudaron a todas esas empresas a sobresalir.

Hace un borrador y comienza a planificar una manera de ayudar al hombre.

El marketing es la última oportunidad del negocio y sabe que tiene que tratar el tema con Jimin de una manera relajada o podría ofenderse, pero también es consciente que la cafetería actualmente cuenta con nulos recursos y tienen que hacer prácticamente magia.

Es la última esperanza.

Pasa toda la noche y parte de la madrugada haciendo un plan perfecto, queda rendido sobre el escrito horas después y agradece haber puesto la alarma para poder despertarse a tiempo.

No puede llegar tarde a su entrevista de trabajo.

Se asea, toma el proyecto en el que trabajó y guarda todas sus cosas para salir.

Llega a tiempo a la empresa, por lo que se siente más relajado y confiado. Incluso si no le dan el trabajo ese día, sabe que tiene otro asunto más importante que hacer.

Afortunadamente, la entrevista sale más que bien.

Sabe que ha impresionado a las personas y puede respirar tranquilo al ser contratado de inmediato. Le piden que empiece a trabajar en ese mismo instante y no puede negarse.

Lo dirigen a su área de inmediato y es presentado con su nuevo equipo de trabajo.

Siente que todo pasa con rapidez, menos el tiempo.

Quiere salir para poder ver a Jimin, pero cuando su ronda de trabajo termina ya son las 7 de la noche y no sabe si es prudente ir a buscarlo a esa hora.

Se arriesga de todas formas, entre más rápido le cuente su plan, mejor.

Llega corriendo al lugar que ya está cerrado, toca el timbre con insistencia pero no hay respuesta.

Se comienza a impacientar y cuando está por rendirse la puerta es abierta, solo que la persona que lo recibe no es el hombre con nariz de botón, es un hombre con la piel igual de pálida que Jimin pero con una mirada que le recuerda a un felino.

—El café ya está cerrado, ¿no sabes leer?

Ignora el tono irritable con que le habla y pregunta lo que desea saber.

—¿Está Jimin? Necesito hablar con él.

El hombre alza una ceja incrédulo. Le cierra la puerta en el rostro y no sabe si debería insistir de nuevo o irse.

Suelta el aire retenido y está por tocar de nuevo cuando la puerta es abierta nuevamente, pero esta vez es Jimin quién lo recibe.

—¡Lo siento tanto, Jungkook! Pasa, pasa.

Le dedica una sonrisa e ingresa al lugar, su sonrisa decae cuando ve que el sitio está siendo vaciado. Las cajas con cosas dentro están en el suelo.

Su mirada cae de inmediato en el hombre que se ve apenado por la situación.

HOME • kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora