Cap. 11

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Han pasado algunas semanas desde la salida con sus amigos y las cosas en la cafetería comienzan a dar el fruto que él quería.

La demanda empieza a crecer así como las páginas de la cafetería comienzan a ser más seguidas y vistas.

Sonríe al notar que Jimin no se da abasto con las mesas que tiene que atender y agradece que ese día tuviera el día libre.

Limpia una de las mesas que ha sido desocupada y lleva con rapidez los trastes sucios al pequeño lavadero. Regresa para dar la bienvenida a otra pareja y se dirige a la cocina para ir por la carta.

Se queda paralizado cuando ve a Jimin llorando en una esquina.

—¿Qué pasa, Minnie?

Jimin salta en su lugar y puede notar que no lo ha escuchado entrar, lo ve limpiarse las lágrimas y negar.

—No es nada.

Se acerca un poco al hombre —Minnie...

—¿Tienes nuevos pedidos.

Lo ignora y termina de acortar la distancias entre ellos, lo toma del rostro y limpia las lágrimas que aún caían con ayuda de sus pulgares.

—¿Estás bien?

El hombre asiente —Sí, lo siento no es nada, sólo me estrese por la cantidad de pedidos... Es mucho trabajo y yo... —suelta un suspiro—. No estaba preparado para ésto, es sólo eso, me abrume.

Sonríe débilmente —Tranquilo, házlo a tu tiempo, ¿sí? Yo sé que los mejores cafés de Seúl necesitan su tiempo para ser lo que son.

Jimin suelta una sonrisa y después de unos segundos parece lucir mejor. Lo suelta aunque sus manos pican por seguir acariciando su rostro y da un paso atrás.

Le regala una sonrisa.

—Gracias por ayudarme, ya me habría vuelto loco si no estuvieras aquí.

—Por suerte lo estoy —dice—. ¿Te puedo ayudar en otra cosa?

Jimin niega pero es rápido para asentir. Lo pone a buscar tazas, poner la máquina a trabajar y llevar algunos postres que le pidieron.

Nunca ha trabajado en una cafetería antes, pero tanto tiempo en ese lugar con Jimin le da algo de conocimiento.

Incluso pone a prueba su paciencia y amabilidad con las personas, es algo nuevo de hacer y le agrada.

Por suerte Jimin parece recuperar el ritmo y los cafés no tardan tanto. Los clientes se ven satisfechos y Jungkook siente mucha felicidad de ver qué el trabajo es tanto que no se dan abasto.

Y eso implica un nuevo paso en el crecimiento de la cafetería.

La tarde pasa rápida y hay una hora donde los clientes disminuyen considerablemente.

Sólo entonces ambos se sientan en una de las mesas libres y suspiran.

Están agotados.

—De verdad gracias, Koo. De repente me abrume con tantos pedidos.

Niega con una sonrisa —No es nada, era demasiada gente la que llegó de pronto, al parecer la cafetería está comenzando a ser famosa.

—Creo que sí —Jimin suelta una risa.

Permanecen en silencio unos segundos. Se le cruza en la mente que es un buen momento para decirle a Jimin lo que ha estado pensando durante esos días.

Se aclara la garganta llamando la atención del hombre delante de él y lo suelta.

—Minnie, ¿no crees que es momento de contratar personal?

El hombre asiente, no era una sorpresa de todas formas.

—Me vendría bien, pero con lo que pago al banco, no me queda mucho para darle un buen sueldo a alguien.

Se queda pensando, hasta que tiene la idea que parece perfecta.

—Puedes contratar a alguien medio tiempo, que te ayude en las mañanas y en las tardes te ayudo yo.

Jimin abre la boca en sorpresa y niega.

—No podría pedirte eso, ya trabajas mucho y me ayudas demasiado.

Hace un gesto restándole importancia porque para él no es molestia, le agrada estar ahí para poder ayudarlo.

—Ni que lo digas, no hago mucho.

Jimin vuelve a negar —No Jungkook, no puedo pedirte eso.

—No me lo estás pidiendo, yo quiero hacerlo por tí.

Jimin parpadea. Se ve indeciso pero un porfavor bajo de su parte es suficiente para que el hombre suelte un suspiro.

—Koo, me haces las cosas un poco difíciles.

Sonríe —¿Me dejarás ayudarte?

Jimin asiente tímido y un suspiro sale de su garganta.

No puede evitarlo, el hombre le causa una tremenda ternura que no puede evitar sonreír enternecido.

—¿Quieres salir conmigo el sábado en la noche?

Ni siquiera se detiene a meditarlo, lo suelta porque es lo que siente en ese instante. Jimin abre los ojos sorprendido, se nota que no sabe que decir.

Se quedan unos minutos en silencio, viéndose cada uno perdido en sus pensamientos.

Semanas atrás, Jungkook fue quién dijo que deberían salir juntos para conocerse mejor, pero no habían tenido la oportunidad de verse fuera de la cafetería.

Y la verdad es que quiere cambiar eso.

Aún si el tiempo con Jimin en la cafetería es valioso para él, está deseoso de llevarlo a otros lugares.

Jimin parece reaccionar después de unos segundos —Y-Yo... Me encantaría. Sí.

Sonríe por obtener una respuesta afirmativa pero de inmediato tiene que comenzar a pensar a dónde llevará a Jimin.

Fue una invitación impulsiva y aunque ha pensando en varios lugares, no sabe cuál sería el primero al que sería adecuado llevarlo.

—¿A dónde iríamos?

Abre la boca tratando de decir algo y no puede decidir, por lo que dice lo que es su carta de salvación.

—Es una sorpresa.

Jimin le regala una de sus sonrisas de media luna y asiente.

—No puedo esperar para el sábado.

Suelta un suspiro y la calidez invade su pecho —Yo tampoco.

Y se vuelven a perder en la mirada del otro, hasta que nuevos clientes llegan y se ponen de pie para atender.

De verdad quiere que el sábado llegue con rapidez. 

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