Cap 3

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El día de Sage iba igual que el anterior, y el anterior a ese, y el anterior a ese, y así desde hace tres semanas.

—¿Que tienes?— se escuchó una voz ronca a su lado, trayendo la devuelta a la realidad cuando una taza de café quedó frente a ella.

—Ah... Brim... no es nada—

—Mhmm... también es extraño para mí, aunque realmente relajante—

—¿Sabes algo de ella?—

—Está bien, hace dos noches llegó un mensaje cifrado "Sin actividad inusual cerca, seguiré como había planeado... y mantenga a esa mujer lejos del cuarto de mi niña..." el resto es demasiado cómo para repetirlo—

—Supongo que está bien si pide que cuiden a Neon... ¿realmente no te dijo lo que iba a hacer?—

—No, lo único que dijo fue que su ciudad la necesitaba, y que regresaría en un mes—

UBICACIÓN: En algún punto del desierto - México

El sonido de su última bala saliendo del arma resonó por todo el lugar y la arrojó, sin munición, era completamente inútil, pero ahora tampoco era necesaria, se giró comenzó a caminar sobre el mar de sangre y cadáveres.

Tomó una nueve milímetros que estaba junto a su ex-dueño y se acercó a la camioneta, abrió la parte trasera y su rostro se contrajo con rabia.

¿Están bien?— dijo lo más calmada que pudo, las dos más jóvenes se encogieron en su lugar, unas niñas idénticas que no aparentaban más de siete años, pero la de chica apariencia mayor de las tres, aunque no podía tener más de dieciocho la miró con ceño fruncido.

¿Quién eres?— gruñó.

—La que te acaba de salvar el culo— tomó el arma y la acercó al candado —abajo— advirtió, las pequeñas inmediatamente se recostaron cubriendo sus oídos mientras la otra solo se alejó un poco sin apartar su mirada de la mujer.

Un nuevo disparo resonó, seguido del chirrido de una puerta oxidada abriéndose.

Bajen—

—¿Que quieres de nosotras?—

—No quiero nada de tí, más bien, estoy a punto de hacer algo por tí, los radiantes debemos cuidarnos entre nosotros—

—¿Radiantes?—

UBICACIÓN: Cuarteles del protocolo Valorant - habitación de Sage

La azabache estaba en su cama disfrutando de su lectura, casi esperaba que la interrumpieran golpeando su puerta. Pero al igual que los otros días, nada pasaba. En realidad, muchas cosas pasaban pero nada que captara realmente su atención. Hizo a un lado su libro y observó la fotografía en la pantalla que tenía como portaretratos, era una fotografía que escondía de todos los demás, solo ella y la otra persona conocían su existencia.

Largando un suspiro tomó su teléfono y al igual que otras veces, decidió torturarse con una vista al pasado. Luego apareció... esa fotografía, diferente a todas las demás, la llenaba de alegría y de una profunda tristeza al mismo tiempo, era la última foto que tenía junto a ella antes de cometer aquel error.

No fué hasta sintió el rastro húmedo en su mejilla que notó que estaba llorando.

—¿Cómo fue que todo terminó tan mal?— aunque fue solo un susurro, logró escucharse al otro lado de su puerta, dónde una joven de cabello blanco cómo las nubes se alejaba lentamente.

La albina estaba jugando con una de sus cuchillas haciendola girar con el viento.

—Ey ¿qué tienes chica?—

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