La vista era familiar para la morena, desierto puro a su alrededor, el cielo naranja con un leve brillo púrpura en el horizonte, tenía puesta la misma ropa que usaba al irse a dormir, y cómo cada vez que estaba en ese lugar, frente a ella se encontraba una mujer brillando en el mismo tono que el horizonte.
—Lo que faltaba— gruñó —ahora estoy aquí encerrada contigo—
La figura frente a ella permaneció en silencio, mirándola fijamente.
—¿Que es lo que quieres?— preguntó, pero nuevamente no obtuvo respuesta —¿qué hago aquí?—
—Ya sabes eso, igual que el por que— escuchó su propia voz algo distorsionada.
—¿Qué es lo que quieres?—
—Eso ya te lo he dicho—
—Ya te dije que eso jamás pasará, ya suficiente hiciste ese día, no voy a permitir que eso pase de nuevo—
—Es porque te resistes que eso sucedió—
—Vete al infierno—
—...de ahí es de dónde venimos—
Reyna abrió sus ojos de repente y se sentó tratando de recuperar el aliento, su cuerpo sudaba, sentía un frío terrible en su nuca y el cabello se le pegaba al rostro. Respiró profundamente, su corazón aún latía con fuerza y el recuerdo de su sueño vino a ella.
—Ah... detesto cuando hace eso— dijo para si misma llevando una mano a su pecho —...ya sé que solo que pasó es mi culpa, no hace falta que me lo recuerdes—
Después de todo, la imagen de Sage con sus dedos incrustados en su pecho, la sangre goteando por su brazo, y la mirada llena de pánico de la asiática aún la atormentaban.
—Ahg, necesito un trago— gruñó al revivir nuevamente ese momento.
Buscó únicamente unos jeans para ponerse, y una camiseta que cambiarse, tomó los primeros zapatos que vió, unos simples converse negros, y salió de su cuarto en dirección al pequeño bar del cuartel, el complejo contenía de todo con tal de minimizar las salidas a la ciudad y otros lugares lo máximo posible.
Apenas ingresó en el cuarto, una tenue luz amarilla iluminó la habitación entera, se metió tras la barra, tomó un vaso junto con una botella de whisky y regreso al otro lado de la barra para sentarse y servirse. Vertió el líquido ámbar llenando un cuarto del vaso, agarró el vaso y jugó un poco con él hasta que finalmente lo llevó a sus labios y bebió todo el contenido de un trago. Sintió cómo el líquido bajaba por su garganta y bajó su vaso, lo miró ahora vacío por un momento antes de volver a servirse.
Sage realmente agradecía y al mismo tiempo odiaba hacer guardia nocturna, por un lado, la tranquilidad y el silencio de la noche le permitían reflexionar, pensar, por otro lado, el echo de tener que estar alerta todo el tiempo era un poco agotador, la ventaja ahora era el sistema de alerta que había implementado Killjoy, junto con la tecnología de los portales, sin embargo, eso aún no estaba terminando.
Hasta ahora había Sido una noche tranquila, nada fuera de lo común, lo que le permitió pensar sobre la charla que había tenido con Reyna, aunque más que charla, lo corre to sería llamarlo un diálogo unilateral mientras la morena intentaba echarla de su cuarto.
—Necesito un poco de té—
Aunque para algunos, los largos y oscuros pasillos del cuartel pudieran dar un poco de miedo, para ella transmitían únicamente soledad, aún recordaba cuando un par de orbes de un púrpura brillante la arrastraban hasta su cama en medio de la oscuridad, para susurrarle dulces palabras que le hacían sentir desde el cariño más inocente, hasta el más ardiente deseo.
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Make You Mine
FanfictionLes dije que había una sorpresa. Para nadie en el protocolo es un secreto que Reyna se siente atraída por Sage, pero luego del incidente mucho parece haber cambiado.