CAPÍTILO 5. UNA FAMILIA

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Estaba intentando evitarlo y por lo que pude ver, el a mí también, era lo mejor, pero era inevitable no tenerlo frente a frente en los extracurriculares.

El maestro Mora llegó al salón tarde, cosa que era muy recurrente en él, como siempre con una excusa.

—Jóvenes, disculpen la demora, estaba resolviendo un inconveniente de urgencia, López, Vásquez, vengan acá.

Me sorprendió un poco que nos llamara, mire a Joel buscando apoyo, pero el evitó mi mirada, nos acercamos a su escritorio para saber qué sucedía.

—Muchachos, hubo un inconveniente en la cocina, así que por esta semana no tendrán clases, luego se repondrán los días sábados.

—Perfecto profesor, —dijo Joel y se retiró a su puesto.

Yo agradecí la información y me senté en mi lugar.

Por unos días no tendría que estar cerca de él y eso me aliviaba.

En el receso, como por variar no pude comprar nada, cuando llegué a la cafetería, la fila era interminable, yo miraba con tristeza lo poco bueno que había en la vitrina, resignada, fui a sacar algo de la máquina de snacks y salí a sentarme afuera.

Estaba comiendo mis papitas de paquete cuando alguien se sentó a mi lado.

—Mira, he visto que te gustan, te traje uno.

Un moreno bastante guapo de otro salón me estaba ofreciendo un sandwich.

—Muchas gracias, permiteme pagartelo.

—No, como se te ocurre, no podría recibirte, hagamos algo, la próxima vez invitas tu, ¿te parece?

—Está bien.

—¿Cómo vas en los extracurriculares?

—Terrible, la cocina no es lo mio definitivamente.

—¿Y por qué no elegiste otra cosa?

—No había mucho que escoger, la mayoría de actividades eran deportivas y no soy apta para ellas.

—A mi poco me gusta el deporte así que entré en el periódico.

—¿Con el prepotente ese de Ezequiel?

—Si, es un dolor de cabeza el tipo pero bueno, nada que hacer, ya estoy dentro, creo que puedo aprender mucho, me interesa ser periodista y este es un buen comienzo, además, el maestro nos dijo que iba a reorganizar funciones, quien haga el mejor reportaje será el nuevo encargado y yo muero por quitarle el puesto a Ezequiel.

—Sería muy bueno eso, ese patán se cree lo máximo.

—Estoy enfocado en eso.

—Bueno, pues me mantienes al tanto para organizar una fiesta en caso de que lo logres.

—Así será.

—Por cierto, no me has dicho tu nombre.

—Ah si, que torpe soy, mi nombre es Manuel, mucho gusto, —dijo estirando su mano.

—Mucho gusto, Alexa, —le respondí mientras estrechaba su mano.

—Un placer.

A lo lejos pude ver qué Joel no nos quitaba la mirada de encima, decidí ignorarlo y seguir mi conversación con Manuel.

—Dime, ¿dónde vives?

—En altos del rubí ¿Y tu?

—Vivo cerca, en la calle de los tulipanes.

—Ah, si, conozco el sector.

Unos chicos del periódico que estaban del otro lado lo llamaron y se marchó.

LOS CHICOS DE LOS QUE ME ENAMORÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora