Radiación: En la búsqueda del Guardián

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Aylara despertó de golpe jalando aire. El sol aún no había salido y la oscuridad reinaba en su habitación, apenas y se podían distinguir las cosas. La mexicana trató de calmarse, respiró más lento y dejó que sus latidos volvieran a su ritmo normal.

Una vez que el miedo pasó, se puso de pie y cambió su pijama por ropa para entrenar. Trató de poner orden en su habitación hasta que notó el sobre que había caído junto a su cama. Lo atrajo hasta ella, sus dedos rozaron levemente el borde, pero no se atrevió a abrirlo. Lo dejó en su cama y después salió en silencio hacia el otro lado de la isla.

Llegó al lugar donde había estado entrenado y se impresionó al encontrar a Sasha sentada en la arena. Las manos de la morena hacían patrones en el suelo solo para borrarlos y volverlos a hacer. Aylara dio un paso hacia ella quien enseguida supo que la mexicana había llegado.

-Hola Aylara- dijo Sasha mientras se ponía de pie.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Aylara confundida mirando a Sasha.

-El segundo día que viniste Thiago siguió tus huellas solo para asegurarse que estuvieras bien así que solo le tuve que preguntar donde entrenabas- dijo Sasha. Aylara sonrió de lado y se acercó a Sasha. Ambas se sentaron en la arena y por un momento contemplaron las estrellas.

-No tienes que estar aquí, estoy bien- dijo Aylara. Sasha la miró de reojo y trató de sonreír.

-Por años guardé el secreto de que Lora iba a volar en las noches porque pensé que eso la ayudaba, pero ambas sabemos que eso no es verdad- dijo Sasha.

Por un momento, Aylara recordó la primera vez que vio a Lora en la noche. Parecía combinar con el cielo nocturno, como si ella perteneciera al cielo estrellado junto a la luna. Pero al final, ella cargaba más dolor que cualquiera del grupo.

-Ella no sabía cómo lidiar con lo que cargaba y tú no sabías como ayudarla con esa carga, creo que ambas hicieron lo que pensaron que era mejor- dijo Aylara. Sasha asintió y sonrió de lado.

-Ahora sé que dejar que te aísles de los demás no es la mejor manera de ayudarte- dijo Sasha.

Aylara trató de no quebrarse, pero las lágrimas ya caían de sus ojos y el nudo en su pecho apenas la dejaba respirar. Sasha pasó un brazo por encima de sus hombros y Aylara se tiró a llorar.

- ¿Cuándo? ¿Cuándo dejará de doler que ella ya no esté?

La voz de Aylara estaba rota, pero Sasha no necesitaba decir nada, solo quedarse ahí para la mexicana hasta que su llanto pasara. El sol comenzó a salir lentamente pintando el cielo de tonos naranjas mientras las estrellas desaparecían, dando paso a otro día nuevo, otro día con la ausencia de alguien.

Después de unos minutos, Aylara estaba más tranquila, pero algunos sollozos seguían presentes ahí, combinándose con el ruido del mar. Ambas chicas se quedaron inmóviles, dejando que el amanecer consumiera a la noche.

-No sé si algún día deje de doler, pero creo que hay cosas que harán que el dolor sea más fácil de llevar- dijo Sasha poniéndose de pie y caminando hacia una roca. Tomó algo y regresó con Aylara, donde pudo ver el sobre que Sasha llevaba.

- ¿Vas a leerla? - preguntó Aylara movida por la curiosidad, pensando en el sobre de ella que seguía en su cama.

-Si, solo que no quiero hacerlo sola. No tienes que hacer nada o decir nada, solo necesito compañía- dijo Sasha. Aylara asintió mientras Sasha abría lentamente el sobre.

Los ojos verdes de Sasha recorrieron las letras mientras Aylara solo miraba su expresión cambiar por cada palabra que leía. Los ojos de Sasha se llenaron de lágrimas casi al final, pero no eran lágrimas de tristeza, eran de alguien que sabía que las cosas estaban en paz.