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Aylara permaneció inmóvil unos minutos. Tenía sensaciones encontradas en su cuerpo, pues sentía sus piernas temblar, pero a la vez, éstas se mantenían firmes para no avanzar y adentrarse a la base.

Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para sentirse triste. Sintió a alguien chocar a su lado y por poco perdió el equilibrio. Al girar la vista vio a una niña pequeña tirada junto a ella. Su cabello castaño estaba hecho un desastre. El sudor caía de su frente y se le veía bastante asustada.

- ¿Estás bien? - preguntó Aylara extendiéndole la mano. De golpe escuchó el eco de pasos detrás de ella y al girarse vio un oficial de policía. Hizo su mejor esfuerzo por engañarlo, más cuando sintió que la niña se escondió detrás de ella.

El oficial llevó una mano a su pistola, aunque no la desenfundó y la otra mano la extendió en dirección a Aylara. Se le veía bastante preocupado, aunque la mexicana no sabría si era por ella o por la niña que tomaba con fuerza la camisa de Aylara.

-Señorita, por favor aléjese de esa niña- dijo el oficial. Aylara supo que su engaño estaba funcionando. Inspeccionó al policía de pies a cabeza y se alegró al notar que no era parte de la WOAA. Eso significaba no llevaba cámaras encima.

- ¿Qué hay de malo con ella? - preguntó Aylara. Pudo sentir como la respiración de la niña se aceleraba.

-No quiero que se alarme, pero vi cómo prendía fuego a su mano- dijo el oficial. Aylara jaló aire, la niña era una alterada. Con calma se giró hacia ella e hizo un gesto como si le quitara algo de la mano mientras la miraba directamente a los ojos.

-Tranquila, soy como tú- dijo Aylara en la mente de la niña quien enseguida abrió sus ojos café claro con impresión.

-Miriam, ya te he dicho que no tomes mis cosas- dijo Aylara girando de nuevo hacia el policía.

-Perdón por el malentendido oficial. Hace días le enseñé un truco con el encendedor y ahora trata de replicarlo siempre que puede- dijo Aylara alzando la mano mientras simulaba que tenía algo. Le dolía la cabeza, pero sabía que gracias a los entrenamientos que había estado tomando, el policía vería exactamente lo que ella quería.

-No creo que haya sido un truco, toda su palma estaba rodeada en fuego- dijo el policía, aunque comenzaba a bajar un poco la guardia.

-Fue un truco lo que vio. Ahora, ¿podría olvidarse de mí y de esta niña? - dijo Aylara. El oficial bajó la guardia por completo. Después hizo un gesto de despedida y se dio la vuelta. No fue hasta que giró en la esquina que Aylara giró hacia la niña.

- ¿Estás bi...?

La mexicana no pudo terminar la pregunta por que la niña se había aferrado a ella en un abrazo. Aylara la miró con duda. Parecía no pasar de los doce años, pero estaba muy asustada. Llevaba una mochila, vestía con pantalón de mezclilla y una sudadera rosada. Comenzó a llorar y un temblor se instaló en su cuerpo.

-No quería hacerlo, ni siquiera sé controlar cuando el fuego sale de mis manos- murmuró la niña.

-Tranquila, estás a salvo- dijo Aylara. La niña alzó la mirada al momento que se separaba de Aylara, con la manga de su sudadera se limpió la nariz y sus lágrimas cesaron de poco en poco.

-Gracias por salvarme- dijo la niña. Aylara sonrió de lado.

-Me llamo Aylara y mi grupo está ahí dentro- dijo la mexicana señalando la puerta.

-Soy Dayana- dijo la pequeña niña.

-De acuerdo, Dayana. Vamos adentro y me contarás todo acerca de cómo llegaste aquí. ¿Te parece? - dijo Aylara mientras le extendía la mano. La pequeña asintió y tomó la mano de la mexicana. Ahora Aylara no tuvo duda alguna para abrir la puerta y entrar.

Radiación: En la búsqueda del GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora