11

31 4 2
                                    

Sasha se movió en su cama mientras su cuerpo sudaba. Abrió los ojos al mismo tiempo que jalaba una gran cantidad de aire. Había sido un sueño, uno muy malo. Se enderezó lentamente y pasó las manos por su rostro. El sol apenas comenzaba a salir indicando que el día comenzaría pronto.

Salió de su habitación, el sonido de las olas comenzó a hacerse presente a la lejanía. Habían llegado a una cabaña entre las montañas, no muy lejos de la zona turística de Puerto Escondido. Sin embargo, estaban cerca de la playa, tal y como Sophie había dicho.

-Buenos días, Sweet- dijo Ava quien se encontraba en la cocina. Toda la cabaña era de ladrillo gris a excepción del techo que parecía ser similar a las hojas de palmeras.

-Hola Ava- dijo Sasha caminando a la cocina. La rubia le pasó un plato con algo que lucía raro a vista de Sasha.

-Son chilaquiles, es algo típico del país. Creí que a Aylara el gustaría un poco volver a probarlos, sé que todos han estado decaídos así que si puedo hacer un poco por cada uno estaré feliz de ayudar- dijo Ava señalando el plato. Sasha probó el desayuno y no le disgustó, al contrario.

-Esto es delicioso, apuesto que Aylara lo amará- dijo Sasha con una sonrisa de lado.

Y justo como si la hubiera llamado, la mexicana entró por la puerta principal. Su piel estaba brillosa por el sudor y su respiración iba acelerada. Las mejillas estaban un poco sonrojadas y con una toalla limpiaba el sudor de su frente.

-El sol no ha salido por completo, ¿y ya estabas entrenando? - preguntó Sasha en broma.

-Necesitaba pensar y en la oscuridad había menos riesgo de que alguien me viera- dijo Aylara mientras se sentaba. Ava empujó un plato frente a la mexicana quien se impresionó al ver el contenido.

- ¿Chilaquiles? ¿Hiciste chilaquiles? - preguntó Aylara en español con emoción a lo que Ava asintió.

-Y esos son especiales para ti porque les puse más chile que los demás porque pensé que te gustaría así- dijo Ava. Aylara sonrió y se llevó un bocado a la boca. Sonrió un poco, pero sus ojos brillaron un poco por las lágrimas.

-Muchas gracias Ava- dijo Aylara con la voz rota.

- ¿Estás bien Niña? - preguntó Sasha poniendo una mano sobre el hombro de Aylara. La mexicana asintió, aunque no se le veía muy convencida.

-Mi mamá solía prepararme esto cuando era pequeña. Pero creo que he pasado tanto tiempo huyendo y siendo alterada que olvidé por completo que tengo padres y que ellos no me recuerdan- dijo Aylara mientras su voz se quebraba. Entre la misión del día anterior, el sentimiento de traición hacia James y ahora recordaba a sus padres. Era como si un globo se hubiera estado inflando en su interior y decidiera explotar en ese momento.

-Oye, está bien sentirte así. ¿Quieres hablar de eso? ¿Te puedo ayudar de algún modo? - preguntó Ava con tono cuidadoso. Aylara limpió una lágrima solitaria que se le había escapado.

-Es una mezcla de sentimientos que no sé explicar. Sé que mis padres están a salvo, sé que ellos no sufren por mi pérdida porque ni siquiera me recuerdan. Pero yo sé de ellos, sé que siguen vivos y que no tienen ni idea de que me tienen a mí. Tienen una hija y no lo recuerdan. Pero ellos no tienen que preocuparse por huir, no tienen que cuidarse la espalda cada vez que salen a la calle y no tienen por qué perder a personas solo porque una detective tiene miedo de los alterados- dijo Aylara. Sasha se acercó y la rodeó en un abrazo.

La mexicana se dejó derrumbar ahí. Por un momento, deseó que Lora estuviera ahí. Se dio cuenta que no había pasado ni un día sin que ese pensamiento estuviera en su mente. Cada momento, cada día y cada segundo que pasaba, pasaba sin Lora. Y eso provocaba un nudo en el pecho de Aylara. Seguía deseando que Lora entrara por cualquier puerta y comenzara a dar órdenes, que en cada oportunidad la volteara a ver y tomara su mano de manera delicada.

Radiación: En la búsqueda del GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora