—Estas muy callada ¿Sucede algo? —Miraste el anillo en tu dedo, recordándote que no importaba el pasado de Dick porque él te amaba, se iban a casar y a formar una familia, él quería eso contigo.
—Todo en orden —Dijiste en un tono serio, seguiste tu camino hacia el auto sin esperarlo o mirar atrás. No querías hacerle saber que estabas celosa pero habían pasado muchas cosas últimamente y ver a Bárbara no te sentó bien, abriste la puerta del auto con la intención de subir pero tu novio la cerró— ¡Oye!.
—Ya habíamos hablado de esto, cuando algo nos moleste debemos decirlo. Ninguno de los dos debe cerrarse, habla conmigo, nena —Verlo con el rostro arrugado en preocupación te hizo suspirar y querer contarle todos tus pensamientos, como normalmente lo hacías.
—¿Podemos hablar de esto al llegar a casa? Tenemos asuntos que resolver —Dijiste en un tono suave, te observo por unos segundos y negó con la cabeza.
—No, hablaremos ahora —Dijo con firmeza, por un momento quisiste reír al notar que los papeles habían cambiado y ahora era él quién quería que no te cerraras.
—No me alegra saber que trabajaremos con Barbara, es todo.
—Cariño, escucha... —Lo interrumpiste negando con la cabeza.
—No digas nada, ya me siento lo suficientemente estúpida por estar celosa de tu ex —Te miró con una leve sonrisa y negaste con la cabeza de nuevo— No hagas eso.
—¿Hacer qué? —Preguntó llevando sus manos a tu cintura.
—Mirarme con tanto amor y ternura en un momento como este.
—Cariño, no eres estúpida. Es mi culpa, debí haberte dicho que ella es la comisionada —Dijo con arrepentimiento, lo golpeaste levemente en el pecho.
—Si, también por ser un mujeriego y ser tan guapo —Dije repitiendo la acción mientras él fruncía el ceño.
—Lo de mujeriego dolió un poco, jamás fui esa clase de chico —Bufaste separándote de él.
—Abre la puerta, Grayson porque te aseguro que no quieres tener esta conversación.
—_________, no importa el pasado, ahora somos tu y yo, nadie más. No siento nada por nadie, excepto por ti.
—No debo estar celosa pero no puedo evitarlo —Te sinceraste, él asintió con la cabeza.
—Estaría igual que tú, de hecho creo que lo hubiese tomado peor así que no te preocupes cariño, no eres estúpida por sentir celos —Dijo abrazandote, repartiendo besos en tu cuello— Bueno, es hora de irnos, futura señora Grayson.
—¿Sabes en qué siglo estamos? No es necesario cambiar mi apellido —Dijiste jugando.
—Pero quieres hacerlo y me encanta como suena con tu nombre —Dijo antes de robarte un beso— ¿Quieres hablar de algo más?
—No, todo está perfecto.
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