Daniel Blake, Dan para los amigos, es un chico alto de pelo moreno y ojos marrones. Tiene dos pecas en la mejilla izquierda y según su amigo Pablo cada vez tiene más pelo y más barba y cualquier día por la noche cogerá la maquinilla. Podría decirse que tiene un poco cara de pillo, además cuando era pequeño le diagnosticaron hiperactividad, pero lo lleva bien menos cuando está cerca de Theresa.
Dan, llegó hace un año al internado, vino desde Londres. Debido a que el sistema educativo es diferente sumado a que había tenido un año horrible tuvo que repetir el último año de instituto en el internado, el grado 12.
Su vida en Londres había sido casi perfecta, tenía amigos y en definitiva adoraba a sus padres y ellos a él. Pero sobre todo adoraba a su hermana Wendy. Era un año más pequeña que él y sus padres siempre contaban que Dan había sido quien había elegido el nombre, una tarde mientras veía Peter Pan junto a su madre. Ellos trabajaban mucho eso sí, y él sacaba muy buenas notas siempre. Hasta que apareció Irene O'Malley, al principio todo parecía perfecto y más fácil con ella.
Nunca había tenido novia antes, y la verdad es que la quería mucho. Poco a poco se fue viendo absorbido por ella, por su mundo, sus compañías...Faltaba a clase cada dos por tres, y sus notas fueron bajando cada vez más. Y fue perdiendo a los amigos que tenía.
Sus padres al principio no fueron conscientes del cambio de Dan, pero cada vez iba a peor. Irene tenía malas compañías y de hecho comenzó a drogarse. Muchas veces intentó que Dan lo probara, pero el chico se había negado siempre, hasta incluso había intentado que no tomara su medicación de la hiperactividad. Eran en las únicas cosas que Dan era capaz de llevarle la contraria.
Una tarde que estaban los dos en la habitación de la chica fue cuando ella sobrepasó un límite que hizo a Dan dudar sobre ella.-Dan, necesito que empieces a vender droga en tu instituto. -una sonrisa que no gustó nada al chico se dibujó en el rostro de ella.
-¿Y tu camello? ¿no puede? -sabía que, aunque se hiciera el ciego tenía unos cuernos que no podría entrar ni por la puerta, la había visto con su camello, Paul.-Hay que expandir el negocio, bobo. Así conseguiremos más dinero.
-¿Por qué yo? -no lo entendía.
-Porque eres mi novio y así nos podremos quedar el dinero.
Dan no contestó, quería pensarlo. Aunque no quería hacerlo, le daba miedo. Se puso de pie inquieto y ella se acercó por detrás abrazándolo. Al chico le dio un escalofrío. Estaba completamente anulado y no tenía salida.
-Irene, pero no nos hace falta mis padres...-pero la chica le puso un dedo sobre los labios para que se callara.
-¿Vas a depender de ellos siempre? -se colocó frente a él y tomó el rostro del chico entre sus manos. - Algún día tenías que volar del nido
-No, pero...
-Shh...-susurró antes de besar los labios del chico sabiendo que siempre conseguía además de callarle convencerle de cualquier cosa.
Más tarde en su casa no podía dormir pensando en lo que iba a hacer, iba a hacer algo ilegal. ¿Iba a ser capaz de llegar tan lejos por Irene? Ya le había dicho que sí así que no podía echarse atrás.
Paul le envió un mensaje de madrugada y a Dan casi le da un infarto porque no esperaba que fuera tan pronto. Al menos parecía que para empezar sería poco. "Veremos si tienes lo que hay que tener, Daniel. En unas horas te enviaré la ubicación a donde tienes que ir para recoger la mercancía. No te preocupes, es cerca de tu instituto y no tendrás por qué llegar tarde a clase."
El resto de la noche no fue capaz de dormir, estaba demasiado nervioso. Wendy enseguida notó que algo raro pasaba, pero decidió no preguntar, desde que salía con Irene estaba raro así que sería como otro día cualquiera.
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Bradford Hills 1. Las apariencias engañan
Teen FictionEl internado Bradford Hills abre sus puertas para un nuevo curso, esta vez con numerosas novedades. Sus alumnos son los mejores de la Élite de todos los países, también tiene las mejores becas que podrías imaginar y sobre todo cuenta con los mejores...