Capítulo 6. DAVID BENNET

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David Bennet, un chico mitad británico mitad estadounidense, alto, atlético y de pelo moreno, pero casi siempre despeinado. Lleva desde que era muy pequeño en el internado Bradford Hills.

Aunque parezca que es un bromista y que descuida sus estudios, es muy inteligente. Es hijo único y su madre Lucy lo consentía mucho pero cuando era más pequeño. Todo lo contrario, a Mario, su padre, que presionaba mucho a David con que sacara buenas notas para que fuera un hombre de éxito cuando fuera más mayor.

Pero para David su padre no era su modelo a seguir ni mucho menos, su modelo a seguir siempre había sido su tío Dylan al cual adoraba y siempre había considerado más un padre que un tío.

El chico conoce a Alba Thompson prácticamente desde el primer día que llegó al internado, así como sus hermanas Cora y Noah. De hecho, Cora es una de sus mejores amigas. Luego estaba Manuel Simmons, su mejor amigo prácticamente desde los 6 años pero debido a lo que le hizo a Lucy Williams hace algunos años David dejó de ser su amigo. El año anterior de hecho desapareció del internado y no supieron de él.

Alba, según palabras del propio David es el amor de su vida. Si bien al principio no fue consciente de ello ya que al principio eran muy buenos amigos, conforme fueron pasaron los años se dio cuenta de que quería a la chica como algo más que a una amiga.

El problema estaba en lo típico, el miedo a perder la bonita amistad que les unía y el miedo a que ella no sintiera lo mismo.

—Cora, ¿puedo hablar contigo? —preguntó el chico una tarde que estaban ambos en la sala de estudio haciendo los deberes de Lengua. No había nadie más, ya que Alba no estaba con ellos haciendo los deberes aquel día.

—Claro, ¿de qué se trata?

—Me gusta Alba.

—Dime algo que no sepa David.

—¿Qué? ¿Ya lo sabías? —estaba realmente sorprendido. ¿Se notaba? ¿Se habría dado cuenta Alba?

—A ver, os he observado, es demasiado obvio...lo que no sé es por qué no se lo has dicho ya, idiota.

—¡Oye!

—Hasta que no se lo digas seguirás siendo un idiota.

—¡Cora! —estuvo a punto de lanzarle el cuaderno, pero tenía razón. Tenía que decírselo.

Así que, el chico, trazó un plan para declararse porque él era así y tenía que pensarlo todo. En unas semanas habría un baile en el internado, el típico baile de primavera así que lo primero que haría sería pedirle que fueran juntos. Pero claro, no lo iba a hacer de la manera tradicional no, ya lo tenía todo pensado y para ello pidió ayuda a algunos compañeros de clase y amigos.

David no cantaba mal pero siempre había preferido más el baile, era un poco autodidacta ya que no había tomado clases nunca, pero a pesar de eso no se le daba mal. Ensayos a escondidas casi todos los días por las tardes y cuando ya vio que podía salir algo decente lo preparó todo.

A veces no coincidía en algunas clases con Alba así que aprovechó uno de esos días, de hecho, tuvo hasta suerte porque el profesor había faltado y no tenían clase. Se escabulló hasta secretaría junto a Manuel. Estaba saliendo todo rodado porque no estaba Virginia por allí y Nathaniel, el secretario que estaba de prácticas en aquel momento ya había dicho que iba a ayudarles a poner la canción en el hilo musical. Le dejó el disco que había preparado en el que se estaba la base de la canción que cantaría y bailaría, al menos una parte de ella. Se llevaría un buen castigo de Virginia junto con unas collejas, pero merecería la pena. Estaba realmente nervioso. Nathaniel le ayudó a conectar el micrófono para que pudiera salir hasta el pasillo que es donde bailaría junto a sus compinches. Era una canción bastante conocida de uno de sus cantantes y bailarines favoritos.

Bradford Hills 1. Las apariencias engañan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora