Daniel estaba agotado.
Su noche había sido una mierda y su mañana no fue mucho mejor.
Corriendo de acá para allá, de reunión en reunión, atendiendo clientes y arreglando papeleo.En cuanto pudo se escabulló para comer sin importarle la hora. Necesitaba un respiro. Los pies le pesaban como si sus zapatos fuesen de plomo, tenía los ojos tan secos que le dolía parpadear y su cabeza estaba a punto de explotar. Por ello al llegar al restaurante se deshizo de la maldita corbata, esa que últimamente parecía una soga alrededor de su cuello.
<<No voy a volver>> le repetía sin parar su mente masoquista, <<No solo dejo tu dojo, se acabó el karate para mí>>.
_ Vaya, me gustaría decirte que te veo bien. Pero se supone que no debo mentir – oyó sacándolo de sus pensamientos.
_ Buenas tardes, Bobby – lo saludo con un intento de sonrisa señalándole la silla frente a él.
_ No tienes muy buena cara – dijo tomando asiento -, ¿seguro que te sientes bien? Podemos quedar otro día.
_ ¡No! - le había costado mucho reunir el valor para mandarle un mensaje vía Facebook a Bobby para almorzar, llevaba ansioso desde que le contestó. Ni loco perdería esta oportunidad -. Solo estoy algo cansado. No estoy durmiendo muy bien últimamente.
_ Lo entiendo. Entre el trabajo y Dojo, debes estar agotado.
<<Si tu supieras>>, pensó asintiendo llamando con la mano al camarero.
Comenzaron a hablar sobre temas banales mientras comían, Daniel se moría de ganas de saber de Johnny, pero no quería ser demasiado obvio. Por ello, decidió esperar a que el nombre del rubio saliera y así, sutilmente, preguntar por él.
Estuvieron poniéndose al corriente un buen rato, había llovido mucho del instituto. Así supo, entre otras cosas, que Bobby adoraba su trabajo, le hacía muy feliz ayudar a los demás y guiarlos cuando lo necesitaban.
Él le contó un poco por encima de como montó el concesionario junto con Amanda, de sus hijos, los líos que trajo con él Terry Silver y de porque quería cerrar cobra kai.
_ ¿Cómo de peligroso es ese tal Silver? - le preguntó Bobby con seriedad.
_ Muchísimo. Créeme, se de lo que hablo – dijo recordando el infierno que le hizo pasar en su juventud.
_ Ha ido a buscar a Johnny.
_ ¡¿Como?! - saltó sorprendido.
_ No mucho después de dejar tu dojo, apareció por mi iglesia, donde ahora trabaja Johnny, para hacerle una oferta.
_ ¿Qué tipo de oferta?
_ Quería que fuese sensei en cobra kai de nuevo. Que volviera a casa según él.
Daniel soltó de golpe una bocanada de aire y se dejó resbalar por la silla con la mirada perdida. Imaginarlo con el Gi negro con la cobra en el pecho le revolvió el estómago. ¿Johnny habría...?
_ Dios, Johnny tiene razón – dijo Bobby con decepción -. Ahora estás automáticamente pensando lo peor. Crees que está allí, ¿No? Que ha dejado tu Dojo para irse a Cobra Kai.
_ ¿Lo ha hecho? - el hasta ahora sonriente y tranquilo pastor, cambió a un gesto tan enfadado que tuvo que sujetarlo del brazo cuando notó su intención de ponerse en pie -. Lo siento. Es solo que conozco a Silver, lo conozco bien. Es experto en convencer a las personas de que hagan cosas que no quieren.
_ Al que pareces no conocer es a Johnny – le aseguró cortante -. Ese tipo le ofreció una cantidad de dinero brutal, le prometió mil cosas y él ni pestañeo al de decirle que no. Incluso lo amenazó con partirle el brazo por tres sitios si no dejaba de insinuársele y se largaba.
_ ¿Se le insinuó? - preguntó todavía más sorprendido.
_ A lo bestia.
Un silencio incomodo flotó entre ellos por primera vez desde que se sentaron. El moreno se sentía jodidamente idiota. Bobby tenía razón, ¿Cómo se le ocurría pensar ni por un segundo que Lawrence volvería a ese sitio que tanto daño les había hecho?
_ ¿Johnny te ha dicho eso? - murmuró en voz baja.
_ ¿El que?
_ Que yo siempre pienso mal de él.
_ Lo haces, Daniel – le aseguró Brown -. No eres capaz de ver más allá del niñato que una vez te lo hizo pasar mal. No te equivoques, no lo justifico, fue un gilipollas integral contigo en esa época. Pero ahora, tú lo estas siendo con él.
_ No es...
_ Hay algo que nadie entendía y eso te incluye – lo interrumpió apoyando sus brazos en la mesa observándolo -. Johnny no era nuestro "líder", era nuestro soporte. Nuestra roca. Con Johnny, siempre podíamos contar, siempre. Si hubieras empezado de cero con él, pero de verdad, tendrías un respaldo de por vida. Seguiría a tu lado. Pero no lo has sabido apreciar.
_ Yo sí que lo aprecio – dijo perdiendo un poco las formas -. Lo echo tanto de menos que desde que se fue apenas piso el Dojo, Chozen está cargando con todo el peso de entrenar a los chicos. Si tengo mala cara es porque no duermo una puta noche en paz. Intento entender porque tomó esa decisión, porque se fue, pero cada vez lo entiendo menos. Y para colmo – rio sarcástico -, tengo cada maldita palabra que me dijo ese día grabada a fuego aquí - señaló su cabeza con enfado -. Es en lo único que pienso en todo el día y ya no lo soporto más.
LaRusso respiró hondo y sintió su pecho más ligero.
_ Sé que he estado algo ausente y cortante este tiempo – admitió recuperando la compostura -. Pero tenía mis razones, ¿no podía hablar conmigo? ¿no podía sentarse y decirme a la cara "Daniel estas siendo un gilipollas"? ¿Por qué escapar de esa manera? ¿Por qué abandonarnos?
_ ¿Qué es lo que te pasaba? - le cuestionó el de ojos claros con voz conciliadora.
_ Me estaba divorciando – contestó de sopetón sorprendiendo al otro.
Le contó con lujo de detalles como su matrimonio empezó a tambalearse desde el mismo momento en el que volvió a integrar el karate a su vida; ambos habían puesto todo de su parte para intentar seguir adelante, solo que el amor que se tenían se fue diluyendo y ya no era romántico. Él amaba a Amanda, siempre lo haría, era la madre de sus hijos y ahora, su mejor amiga y confidente.
Se separaban de mutuo acuerdo, sin peleas, pero, aun así, era un lio enorme. Los abogados no paraban de llamarlos, los papeles que tenían que firmar parecían interminables, la temida charla con sus hijos y para colmo, guardarlo todo en secreto hasta que fuera oficial.
Cuando le confesó esto, diciéndole que era el único que lo sabía, Bobby sonrió y bromeó sobre el aura de pastor; según él, daba confianza e invitaba a abrirse. Obviamente, ciertos "detalles" se los guardaba para sí.
_ La guinda del pastel ha sido que Johnny desaparezca – dijo removiendo la comida en el plato sin ganas de seguir comiendo -. Lo llamo y no me contesta. Le escribo y ni siquiera me lee. Necesito hablar con él, Bobby. A este ritmo voy a acabar perdiendo la cabeza.
_ Siempre puedes ir a buscarlo.
_ Si no he ido ya a su casa es por Robby. No quiero que se sienta incomodo, se lo importante que es para Johnny que ahora este con él.
_ Una suerte para ti que ahora sepas donde trabaja – lo animó con tono divertido.
<<Bendito Facebook>> se dijo sonriéndole a ese hombre que, solo con un almuerzo, estaba empezando a apreciar de verdad.
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Volviendo después de mil años y con mil historias más empezadas. Las cuales prontito verán la luz.
Espero que os guste el capitulo, un besazo.
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Una buena decisión (LawRusso / Kiaz)
FanfictionAl volver de México, Johnny se encuentra con una nada agradable sorpresa en el dojo que vuelve a compartir con Daniel. Todo lo que sucede a partir de ahí lo lleva a tomar una dura determinación, su única salida si no quiere volver a caer en el abism...