4

41 7 0
                                    

Las calles están oscuras apenas iluminadas por el alumbrado público, todo está demasiado silencioso, conozco esta sensación, como instinto dirijo mi mano a la daga enfundado en mi cintura, maldito sea Shigaraki y su necesidad de meternos en barrios tan jodidos. Mientras avanzo, intento recordar el camino al almacén, no tengo intenciones de desviarme más de lo estrictamente necesario, después de todo Hace años que no salgo. Hace años que me permiten salir solo del departamento, pero vamos, no sé qué persona en su sano juicio querría salir a vagar por los barrios bajos de Tokio, los lugares más "seguros" que hay son ciertos bares. Bueno solo son seguros para mí. Mi teléfono vibra pero no me arriesgo a sacarlo.

Poco a poco los pocos edificios son reemplazados por casas sin terminar y bares de mala muerte. las calles se llenan de gritos, olor a alcohol y borrachos. Conozco estos barrios demasiado bien, he venido con Tomura muchas veces a algunos de estos bares, de alguna forma siempre lograba arrastrarme con él para hacer su trabajo. Ninguno de los dos gusta de pasearse por los callejones, pero cuando no había la opción de un portal terminamos viniendo y no han sido pocas las veces en las que terminamos envueltos entre drogadictos.

Camino a una distancia prudente del barrio rojo, no tengo otra opción que pasar Cerca de él. Cuánto más avanzo peor es el ambiente, me envuelvo con indiferencia fingida, los bastardos que se refugia en estos callejones pueden oler el miedo y la incertidumbre, la mejor forma de no tener problemas es no hablar con nadie, pero mis planes se ven arruinados por un grito...

-¡heyy niño!

«Mierda, camina izuku»Pienso cuando el olor a alcohol me alcanza.

mi pulso se sube y aprieto el paso, rezando por que haya llamado a alguien más. Otro par de pasos me siguen de manera torpe pero rápida.

«Mierda,es demasiado temprano para esto» Me aferro a la daga, listo para desenfundar.

"Mantén una posición baja"la orden de shigaraki irrumpe en mi cabeza.

-¿Cuanto niño bonito?

Antes de que pueda reaccionar alguien me agarra por detrás, sus brazos son como una garra de acero que me impide moverme.

-¿Cuanto cobras belleza?

«¿Cuánto cobro?» Pienso.

-¿Qué quieres?- Logro articular.

-Oh, nada, solo un poco de diversión.-Susurra en mi oído, intento no vomitar. -¿No te gustaría divertirte un poco?

«No, por favor» Pienso.

-No, ofrezco ese tipo de servicios-digo de manera cortante.

-Estás seguro pequeño- dice mirándome de arriba a abajo- de cualquier forma, creo que te gustaría hacer un poco de dinero, ¿verdad, niño bonito?

-No, soy un prostituto. -Gruño -suélteme, por favor tengo que irme.

-No, no puedes irte, eres muy bonito.- Susurra en mi oído. -Y me harás pasar un buen rato.

-¿Y si no quiero?-Respondo.

una sonrisa sádica se dibuja en su cara.Noto como el filo de una navaja se desliza por mi cuello.

-Oh, vamos bonito, no te vas a divertir si no te dejas.-

«Mierda» Pienso, intento alcanzar la daga.

El hombre ríe, me da una sacudida y me arroja al suelo. Mi daga se sale de la funda y cae unos centímetros de mi alcance.

-Oh, no, no, no, niño, no voy a hacerte daño, solo quiero que te diviertas un poco.

ProdigiumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora