Amybeth.
Tengo a mi pequeña hija en brazos, le muestro con cuidado toda la hermosa naturaleza que nos rodea y juego con ella, oír su risa era lo más hermoso que me podía pasar en la vida.
—Sus ojos se parecen a los tuyos —comenta la chica que se encuentra a mi lado.
—Por suerte.
—Uy sí —hace una mueca y no pude evitar carcajear, Daphne se veía adorable.
Robin al verla estira sus bracitos hacia donde ella se encuentra, Daphne no duda ni un segundo en quitármela para empezar a hablarle sobre mí mientras se alejan, como si el vampirismo no me diera el gran don de escuchar sus conversaciones sobre mí.
—Tienes una madre hermosa, Robin. ¿Sabes? Yo la quiero mucho, y a ti también, las quiero a ambas —le comenta como si la pequeña pudiera entenderla, aunque claro, mi bebé no hace más que sonreír y mirarla con aprobación.
Frunzo el ceño al ser consiente del temible sentimiento que empieza albergar mi corazón, se me seca la boca y se detiene mi respiración. Me toco el pecho, no comprendo cómo me ha podido suceder algo así, simple e inexplicable, pero el significado que tendría en nuestras vidas lo hacía hermoso y aterrador.
—¿Estás bien? De repente te ves muy pálida.
—Estoy bien —respondo sin mirarla, no comprendo de qué manera procesar el sentimiento que ahora conozco y acepto.
Después de que termina mi salida con ellas en el parque me encierro en mi nueva casa, con mi bebé en nuestra nueva habitación y lloro. Lloro por el miedo que me produce sentirme así. Lloro por lo hermoso que provoca en mí. Lloro porque si alguien más se entera podría ser peligroso. Lloro por lo bueno y lo malo.
Me acerco a Robin y luego de sentir los ojos pesados a causa de tanto llanto, me quedo dormida observando a mi hija. Aún no puedo creer que la tengo conmigo, la amo más que a nada en el mundo y tengo la esperanza de que sea mutuo, siempre.
Daphne.
—Madre... ¿Una mujer puede amar a otra mujer?
—Claro, yo te amo a ti.
—No, no de esa manera —la miro con miedo a su respuesta—. Amarla de manera romántica.
—Oh... ¿Lo Leíste en algún lado?
Si hacía más preguntas estaba segura de que me iban a matar los nervios.
—Solo responde y ya.
—Entonces, sí. El que sea mujer no tiene nada que ver, se pueden amar tanto como yo amo a tu padre o tu padre a mí.
Su respuesta me pone aún más nerviosa, no tengo idea si me ha tranquilizado o inquietado más.
—¿Cómo lo sabes?
—Es una larga historia, en resumen, fueron los años los que me dieron la respuesta a tu pregunta. Lastimosamente no todo el mundo piensa igual.
—Madre, somos inmortales.
—Buen punto —dijo mordiéndose el labio inferior—. Te contaré con la condición de que no le contarás a tu padre nada de esto, él aún es muy anticuado debido a la vida actual que nos rodea. Tu padre no tiene la experiencia que los años me han brindado.
—¿Él estaría de acuerdo en que enviaran a dos mujeres a la hoguera solo por amarse y tú lo estás justificando?
Frunce el ceño y mueve hacia un lado la cabeza, señal que me indica que no tiene idea de qué responderme.
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BESTIA PELIRROJA
FantasyMi humanidad fue arrancada de una manera feroz Pues mi homicida sin saberlo me inmortalizo Yo no iba a permitir que una vez más callaran mi voz Espere a torturarlo y tragarme su corazón. La bruja que conocí maldijo mi camino Probé su sangre y aquell...