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Cuando llegó a su hogar después de varios días vagando por la ciudad se acercó a la pared y tachó el tercero de los nombres, Luis Von Rosent, el gobernador de la provincia de Magneg había sido una de sus presas más sencillas de encontrar y matar. Había disfrutado el entrar en aquel salón y ver a todos esos burócratas y políticos asquerosos que se creían intocables, ver el terror en sus ojos, verlos como impotentes debían escucharlo y dejar sus vidas en las manos del arcanista enmascarado, así es como lo empezaban a llamar y le encantaba.

El honorable y incorruptible gobernador Luis Von Rosent había entrado en la política después de una larga carrera en el ejército, primero en el ejército imperial y después en el republicano. La razón por la que estaba en su lista era simple, había sido designado durante la rebelión para proteger a una de las familias de arcanistas más grande e importante, pero el desgraciado los había entregado a las tropas republicanas, había envenenado al padre y los hijos varones, que de hecho eran soldados de la guardia arcanista y sin ellos para defender a su familia, los republicanos habían asaltado la mansión, violado y matado a las mujeres y niñas. Luego se había unido a los revolucionarios y había cazado y masacrado a los arcanistas que encontraban.

Si, este hombre merecía morir, merecía morir mil veces, una autentica lastima que solo lo pudiera matar una vez y que lo tuviera que hacer de esa forma tan poco digna de sus crímenes, hubiera querido llevárselo atarlo a un árbol de la plaza y desollarlo vivo para dejar sus tripas esparcidas por el suelo, pero lamentablemente los cientos de soldados que habían irrumpido y empezado a disparar había hecho que tuviera que improvisar, por eso, después de su discurso, algo que no podría cambiar por nada del mundo, esa era la parte clave de su ataque, no podía desperdiciar todo ese público.

Luego de marcar su nombre dejó el bastón a un lado y se quitó el saco de vestir, saco el arma del bolsillo interior y la dejó sobre la mesa. Se quitó la máscara y la dejó apoyada sobre una tela con la que después la cubrió para que no se dañara, era la parte clave de su atuendo, lo característico y que no se podía cambiar por nada en el mundo.

Su refugio era un antiguo subsuelo de lo que fue en su día la mansión de la familia Hunter, una de las familias de arcanistas más poderosas y respetadas, su mansión había sido demolida hace mucho y en su lugar habían levantado uno de sus muchos y estúpidos monumentos, monumentos que condecoraban la liberación que habían conseguido al destruir al imperio, aunque en realidad fuera un monumento que simbolizaba la masacre que habían hecho en aquel lugar, más de doscientas personas, arcanistas o no habían sido masacradas sobre sus cabezas y sus cuerpos fueron quemados junto con su mansión. Por fortuna parecía que nunca habían descubierto el gran subsuelo, una segunda mansión que se encontraba escondida debajo y que ahora utilizaba para esconderse. 

El lugar constaba de dos plantas conectadas por un salón que se abría en el medio, en la primera podía encontrarse una cocina y una sala de estar con comedor, la segunda eran dos grandes habitaciones y el gran salón que las unía era una gran biblioteca amueblada con escritorios y sofás. Considero el porqué los Hunter no se habían escondido allí, pero luego de estudiar el caso, había descubierto que como muchas familias, habían confiado en sus amigos, en militares y políticos que conocían de toda la vida, pero aun así, los habían traicionado y matado a todos, incluso a los niños y cualquiera que pudiera llegar a tener una gota de sangre Hunter en sus venas.

Cuando había llegado el lugar estaba hecho un desastre, después de todo no lo habían limpiado ni dado mantenimiento en más de veinte años, pero por fortuna los muebles habían sido cubiertos con telas y los libros también, por lo cual todo estaba en perfecto estado. Se quitó las botas y los pantalones los cambio por unos más comunes, cambio el chaleco dorado que llevaba esa vez y se pudo uno negro común y corriente, también tomó un saco negro. Se puso unos zapatos negro y se peino el pelo hacia atrás y con una raya la medio. De esta manera tomó su bolso y salió, debía comprar algo para la cena y además enserio tenia la necesidad de una buena taza de café.

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⏰ Última actualización: Nov 13 ⏰

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