1. Pienso sorprenderles a todos.

67 3 0
                                    

Justo había llegado a la cafetería del aeropuerto donde me cité con mi prima Choi Young Eun. A decir verdad, solía visitar Corea aproximadamente cada dos veranos, pero hacía al menos unos cinco años que no veía a mi prima.

Cuando llegué a la cafetería, me sorprendí demasiado cuando una chica se me abalanzó encima para abrazarme.

— Y-Young... ¿Young Eun? — pregunté asombrada.

— ¡Claro! ¿No me reconocías? — me preguntó ella riendo a carcajadas.

Me separé un poco de ella, mirándola de arriba abajo. ¡Había cambiado muchísimo! No parecía ni la misma, más que nada porque la recordaba siempre con el pelo corto por encima de los hombros y de un hermoso color castaño oscuro. ¡Ahora se lo había teñido de rubio!

— ¡Madre mía! ¡Young Eun has cambiado muchísimo! Te ves muy hermosa.

— Gracias, SunHee. ¡Tú también estás preciosa! Me alegro muchísimo de que vengas a vivir conmigo.

Mientras nosotras seguíamos hablando como locas, se acercaron mis tíos. Sentí cómo alguien me acariciaba la cabeza, era mi tío Dak Ho. Desde que era muy pequeña siempre que me veía me hacía eso.

Yo le miré de reojo, cruzándome un poco de brazos, algo enojada.

— Tío, me sigues acariciando la cabeza como si fuera una niña de siete años...

— ¡Oh, vamos! ¡Si siempre te encantaba cuando hacía eso y luego te cogía en brazos y hacía como si fuera un avión!

— ¡Ni se te ocurra hacer eso, eh! — di un paso hacia atrás asustada.

Mi tío simplemente se rió a carcajadas y se llevó una mano a la espalda.

— Lamento decirte que mi espalda ya no aguantaría cogerte en brazos, SunHee.

— No me lamento, en verdad creo que me alegra eso. — dije con una sonrisa un tanto malévola mientras soltaba una pequeña carcajada bromeando.

— Eres un poco cruel, ¿no crees, pequeña mía? —dijo mi tía.

Nada más verla, me lancé a sus brazos para abrazarla. Para mí ella había sido siempre mi segunda madre. Creo que a parte de mi prima, era con la persona que más contacto había tenido de Corea a pesar de los miles de kilómetros que me separaban de ella.

— Me alegra verte tan bien, querida. Tenemos que darnos prisa e irnos, Sook estará a punto de llegar a casa. Se emocionará mucho de verte de nuevo, SunHee.

— ¿Sook? ¿Ese pequeño diablo alegrarse por verme? Tía, creo que no conoces bien a tu pequeño hijo. — reí débilmente.

Tras aquella charla por nuestro reencuentro, decidimos irnos a casa, bueno, la casa de mis tíos, donde nos esperaría mi primo Sook. Actualmente tienecinco años menos que yo, sólo le recuerdo cuando era mucho más pequeño y siempre nos peleábamos porque se dedicaba todo el día a hacer trastadas.

Tan sólo espero que después de estos años haya cambiado un poco y que no sea ese pequeño diablillo con el que siempre peleaba.

Cuando llegamos a casa, saqué mis maletas del maletero con ayuda de mi tío. Al mismo tiempo mi tía SaeJin abría la puerta de la casa.

Estaba entrando justamente por la puerta cuando escuché el grito de un niño decir mi nombre. Cuando me giré vi a Sook. Había crecido muchísimo, casi ni le reconocía.

Le saqué la lengua, solté mis maletas y le revolví el pelo con ternura.

— ¡Enano! ¡Has crecido muchísimo!

Cumpliendo mis sueños. [ EDITAR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora