Capitulo ocho

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Y recordaron donde comenzó todo.

Esa anciana.

Esa maldición.

Levi había dejado a los niños con una niñera, le dolía mucho, le quemaba el corazón tener que hacer cosas sabiendo que su esposo estaba en la morgue aún, se rehusaba a darle una sepultura o hacer su cuerpo cenizas.

No lo haría sin entender que había pasado.

Las horas de vuelo se le hacían eternas, era el primer viaje que odiaba con toda su alma.

Estábamos en este bar.-los tres estaban en el bar de esa noche, esa maldita noche-.

Entonces salimos y caminamos como 1 minuto o menos.-empezaron a caminar, sincronizando sus pasos-.

Y ella me halo del saco, enfrente de Tiffanys.-Erwin se detuvo enfrente de la gran tienda y miró hacia abajo esperando que la indigente estuviera ahí-.

No está...-Hanji miro a Levi-.

Esto es culpa de ustedes.-sus manos empezaron a temblar y miró mal a sus amigos-. Por culpa de ustedes esa maldita perra me maldijo y mi esposo murió, ¡es culpa de ustedes que mi esposo este muerto!.-les empezó a gritar con una ira incontrastable-.

¡Eso es una estupidez! ¡Yo no tuve la culpa de nada, fue Erwin el que empezó a acostarse con otras personas cuando empezamos a salir a los viajes!.-señaló al rubio-.

¡Yo no les puse una pistola en la cabeza para que también lo hicieran!.-estaba molestándose igual-.

¡Por eso Armin te dejo! ¡Porque no eres un verdadero hombre!.-quería golpear a su mejor amigo-.

¿¡Que acabas de decir!? ¡Armin me dejo porque era una puta cualquiera!.-

¡Te dejo porque no sirves!.-la castaña estaba molesta igual-.

¡Si a esas vamos entonces tú también deberías de hacerte exámenes! ¡Siempre dejas que te metan dos vergas al mismo tiempo y no puede ser que no salgas embarazada ni una sola vez!.-

¡Tomo pastillas estupido! ¡Eren ahora debe de estarse revolcando en su tumba al ver al idiota de su marido buscando a una maldita vieja que nos maldijo!.-

¿¡Como se va a revolcar en su tumba!? ¡Si este poco hombre no es capaz de darle sepultura a su esposo!.-

¡Dejen de poner el nombre de mi esposo en sus sucias bocas!.-empujaba a sus amigos-.

¡Sucia dice! ¡Te recuerdo que tú eras el que más culos se comía cuando salíamos de viaje! ¡Y supuestamente eras el más quisquilloso para follar!.-

¡Tu maldita puta! ¡Nosotros somos gays y tú nos ganabas en cuantas vergas eras capaz de joderte en una semana!.-

¡Por eso Moblit te dejo! ¡Porque eres tan zorra que dejabas que te tomaran fotos cuando te estabas tragando hasta cuatro vergas en el hotel!.-

Dejen de pelear.-la anciana miraba satisfecha a los amigos-.

¡Tú!.-Levi se acercaba furioso-. ¿¡Que mierda nos hiciste!?.-

¡Por tu culpa todo va mal!.-

¡Es culpa tuya que mi prometido vaya a tener un bastardo de otro!.-

¡Mi esposo está muerto y es culpa tuya!.-

Tranquilos, tranquilos.-miraba a los jóvenes-. Yo solo les pedí una ayuda.-extendió la palma de la mano-.

Los tres amigos le dieron todo lo de valor que tenían encima, inclusive carteras con las tarjetas negras adentro.

¡Ya te dimos el maldito dinero! ¡Ahora regrésame a mi Eren!.-le gritaba-.

¡Regrésame a Moblit ahora!.-

¡Quiero a Armin de vuelta!.-

De acuerdo.-miraba a los jóvenes como se quedaban callados ante la afirmación-. Pero... No es tan fácil...-

¿Que mas quieres?.-Levi pasaba una mano por su rostro-.

No quiero nada... Pero no se los puedo devolver si no lo quieren de verdad.-metía las cosas en un saco y se preparaba para irse-.

¿¡Estás loca!?.-Levi se ponía enfrente de la anciana-. ¡El amor de mi vida está muerto!.-

Mi prometido me dejó, como mierda no lo voy a querer de vuelta.-sacudía a la anciana de los hombros-.

Armin era mi todo, tienes que regresarmelo.-

Tienen que prometer una cosa.-dejaba las cosas en el suelo-.

Lo que sea.-dijeron los tres al unísono-.

Tienen que cambiar para bien, hacer más obras de caridad, serles fiel a las personas que los aman, dejar los excesos, dejar todo lo que saben que está mal.-miraba a los tres-. Solo si lo prometen de corazón, se les regresará todo lo que aman, pero si lo prometen solo por prometer, entonces todo seguirá exactamente igual para ustedes.-

Lo prometo.-las tres voces se escucharon-.

Y todo se volvió negro.

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