Capitulo diez: Final

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Lo miraba dormir tan tranquilo. Se le había hecho un hábito verlo dormir, acariciar sus facciones y abrazarlo cuando ya no podía quedarse más tiempo despierto.

Te amo tanto.-besaba su rostro incontables veces-.

Yo te amo más.-su bonita sonrisa se asomaba-.

Quiero preguntarte algo.-acariciaba los cabellos rubios-.

Dime.-le dio una dulce sonrisa-.

¿Hablas con Jean?.-

Aunque no lo admitiera, estaba muy nervioso de la respuesta.

La mujer no les había dado instrucciones o algún aviso de lo que podría pasar en esta segunda oportunidad. Podría pasar cualquier cosa, pero ellos sólo querían hacer las cosas bien.

Por supuesto que ni locos les dirían de sus infidelidades. Eso destruiría toda oportunidad que tuvieran.

Hace tiempo que no hablamos.-miraba a su novio-. Pero este fin de semana habrá una fiesta en la casa de unos amigos de la universidad y estaba pensando en ir, quizá lo vea ahí, ¿porque?.-

Solo preguntaba, hace tiempo que no lo mencionabas. De hecho estaba pensando en que podríamos hacer algo tú y yo, el fin de semana, podríamos ir a alguna playa o ir a New York a la librería.-

¿A comprarme libros?.-un brillo en sus ojos se instaló inmediatamente-.

Los que tú quieras.-tomo con sus grandes manos la cintura del menor-.

De un brinco se subió en su novio, llenando su rostro de besos mientras daba uno que otro gritillo de emoción, era un verdadero nerd con los libros.


Este no me gusta.-apartaba el pastel de cereza y crema-. Sabe horrible.-

A mi tampoco me gusto.-miraba a los empleados para que los quitaran-.

Este es de chocolate suizo, panqué de vainilla y relleno de ganache de chocolate ligero y nueces.-el organizador miraba como les ponían la muestra de los pasteles-.

Se escucha rico.-ella sonreía al ver a su prometido probar y cerrar los ojos-.

Dios...-miraba a la castaña-.

Nos quedamos con este.-estaba feliz de verlo comer-.

¿Les retiramos?.-un mesero se acercaba-.

Después.-comía el pastel y le daba a su novia en la boca-.


Eren.-miraba a su esposo cocinar-.

Dime.-ponía la comida en los trates que eran para el lunch de los niños-. Ya casi termino.-

Mami, ¿ya están?.-los niños bajaban corriendo-.

Siempre se les hacía tarde para ir al colegio.

Ya bebés.-les daba su lonchera a cada uno-. Que les vaya bonito.-besaba la mejilla de cada uno-.

Adiós.-se acercaban a su padre para besarle la mejilla-.

No lleguen tarde, mocosos.-los miraba irse por la puerta principal-. Ven.-

¿Que paso?.-después del quitarse el delantal se sentó al lado de su esposo-.

El Ackerman pegó su oreja al pecho del mejor para escuchar su corazón, estaba sumamente agitado, sonaba como si hubiese estado corriendo un maratón.

Ya es hora de cambiarte ese corazón.-tomo las manos más pequeñas-.

Levi...-agachó la mirada-. Sabes que es muy peligroso... No quiero dejarte solo con los niños.-

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