11. Señora, no señorita

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Lucia

La pasé tan bien en nuestra luna de miel, que no quería que terminara nunca, sí, soy pesima madre, pero quería pasar todo mi tiempo con mi esposo. Todavía no lo creo... Osea esposo... Ya soy señora Lucia...

¿Quién lo diría?

Nunca creí que un hombre iba a aceptar a mí y a Romeo como su familia, no sé porqué, tal vez porque pensé mal de los hombres y creí que el noventa porciento no quería un compromiso así, pero me equivoqué, Esteban me demostró lo contrario.

A veces pienso si con Lucas hubiera sido parecido, él tampoco tenía problemas con Romeo... No importa, eso ya está en el pasado, no cambiaría a Esteban por nadie.

—Bebé. —Dijo Esteban desde la puerta de la habitación y lo miré. —Hoy no me esperes despierta que cubro dos turnos y después salgo con los chicos a tomar.

—Okey. Divertite.

Vino a darme un beso en la cabeza y se fue. Tenía que llevar los chicos al cole, así que fui detrás de él y lo ayudé con las viandas.

—Mamá, quiero una bici. —Me dijo Romeo.

—Quiero ver esas buenas notas en matemáticas, muchacho, después hablaremos de una bici.

—¡Mamáá!

—Conmigo berrinches no. Ya sabés que tenés examen en una semana. Sacate más de ocho y tenés tu bici.

—Antes dijiste siete.

—Antes no había una bici de por medio, y yo no crié un hijo mediocre, quiero ver esos números dale.

No me habló más y se llevó su vianda enojado, como si fuera una maldita. Yo solo quiero que le vaya bien, que pueda ser alguien en la vida, que vaya a la universidad, que consiga un buen empleo. Quiero que tenga la vida que yo no pude tener. No quiero que su trabajo sea limpiar baños o cuidar bebés, quiero que prospere en su vida y eso empieza sacándose buenas notas en el secundario.

—Saluden a mamá, que nos vamos. —Esteban me dio otro beso y después vino Miri, Romeo no, por su enojo, pero ya se le va a pasar.

Cuando por fin partieron, la casa se sentía vacía y yo no tenía trabajo, así que solo me vestí y emprendí mi viaje a la plaza. Ya era como una rutina que tenía. Era ver a los atléticos usando las barras, a los jóvenes correr o trotar, a una señora que siempre lleva a su perro en un carrito de bebé, porque se vé que no puede caminar bien o mucho, oler el olor a pasto recién cortado, y también oler otras cosas no muy ricas. La plaza tenía una forma de ele y tenía juegos para los chicos, aparatos para hacer ejercicios, zonas de descanso bajo los árboles, era bien completa y muy hermosa.

Di dos vueltas enteras y ya se había pasado como una hora, así que volví a casa a limpiar un poco.

Papá me mandó un mensaje de si podía venir a cenar a la noche y le contesté que sí, que iba a hacer risotto, aunque dudo que salga mejor que el que hace Esteban... que rico... con hongos... y perejil.... Ya me agarró hambre.

En fin, me puse a limpiar todo antes de que todos lleguen y después me puse a ver una serie nueva en Net*flix. Después del episodio dos ya estaba llorando de cómo es la vida de la protagonista, así que dejé el tercero para otro día, porque ya no faltaba mucho para ir a buscar los chicos al colegio, así que me recompuse y me tomé el colectivo.

Ahora que lo pienso... miré el calendario y tenía otro atraso, no te ilusiones Lucia, no te ilusiones.

En el camino de ir a buscar a los chicos compré dos pruebas de embarazo y las guardé en mi cartera.

Julieta & Nosotros [+18]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora