3. La pelea

674 57 4
                                    

Esteban

—Creo que ya sabés porqué estoy acá, así que hablá, que no tengo todo el día. —Le dije.

—Eban, yo...

Se quedó callado y no seguía.

—¿Por qué cara*jo no hablás cobarde de mier*da?

—… Era joven, Eban, y estú*pido, me tenés que entender.

—No, la verdad no entiendo cómo se abandona así a una persona después de abusar de ella y dejarla embarazada. Y si, no me creo un pedo que se te rompió el forro.

—… Los dos habíamos tomado mucho ese día y… no creí que iba a quedar embarazada de una.

—Así que si abusaste de ella ¿Estaba consciente al menos?

—Como dije, era joven y…

—ME IMPORTA UN CARA*JO, NO ES LO QUE TE PREGUNTÉ ¿Estaba despierta o no?

No contestó y la respuesta fue obvia. Abusó de ella mientras estaba inconsciente y se vino adentro sin pensar en que le podía estar arruinando la vida a una chica menor de edad.

—¿Papá sabe de esto?

—Nadie más lo sabe.

—Por ahora, claramente.

—… ¿Cómo se conocieron ustedes? ¿Ella te buscó?

—No es de tu incumbencia, mi vida, ni la de mi prometida.

—… ¿Se comprometieron? ¿Cuándo?

—Como dije, no es de tu pu*ta incumbencia, maldito abusador de mier*da, no te creas que salís impune de esta.

—Creí que lo había abortado, no creía que un error le iba a arruinar la vida. ¿Romeo es no? Yo creí...

—Me importa una mier*da que creas, no te acerques nunca más a mi casa, ni a mi familia.

—¿Todo por un pu*to error? ¿Te olvidás que tu hija también fue uno?

—Mi hija fue lo mejor que me pasó en la vida y la amo, vos no podés decir lo mismo.

—No, el mío tenía que ser abortado y la perra se tenía que encargar de eso.

Esas horribles palabras agitaron mi poca paciencia y me le fui encima para golpearlo una y otra vez. Claramente no iba a dejar que diga esas cosas de hijo y menos de mi mujer. Por supuesto que no se quedó quieto y comenzó a golpearme para defenderse. No sé cuanto tiempo transcurrió hasta que mi ira cesó. Pero se que fue después de ver el corte que le hice en la mejilla y la sangre salir por su nariz e invadir mis manos y su cara.

La puerta se abrió en ese momento y vi a su prometida, a la cual reconocí por las fotos que me envió.

Era morocha, con un tatuaje de margarita en su cuello, tenía la nariz respingada y unos ojos color avellana.

Dejó la puerta abierta y con rapidez vino a socorrer a Héctor.

—¡¿Qué le hiciste?! —Me gritó enfurecida y con sus manos recorrió las heridas de él, mientras este se encontraba en el piso, sin poderse levantar.

—Le di su pu*to merecido, sino que te cuente él porqué. Que te cuente que abusó de una chica menor de edad y la dejó embarazada, por eso se fue a vivir al sur.

—¡Héctor nunca haría eso, callate!

Miré a mi hermano en el piso y seguí.

—No te acerques a mi familia nunca más. —Sentencié y salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mi, de una manera no muy amable.

El viaje de vuelta fue más rápido, pero lo fue más que nada porque quería ver a Lu y a los chicos, era como una necesidad que tuve de querer verlos bien.

Limpié mis nudillos en el auto con pañuelos descartables, pero estos también sangraban y estaba manchado de sangre por todos lados.

Cuando llegué, Romeo era el que menos me quería ver, pero debía comprender que yo no tenía la culpa y no estaba enterado de esto.

No salimos a tomar algo como hacemos siempre los domingos, y como yo quería, pero al menos todos estaban seguros en casa.

—Mi amor—le dije a Lucía y se dio vuelta para verme, pero sus ojos se agrandaron al ver mi aspecto—, hay algo que tenés que saber.

—Primero decime por tenés sangre por toda la remera y se te está haciendo un moretón en el cachete.

Pensé que decir, pero se me adelantó y siguió.

—¿Lo viste?

—Si, de eso quería hablar.

—No quiero saberlo, no debiste. —Contestó y vino con un trapo húmedo a limpiar mis manos.

—Es que tenés que saberlo, no podés quedarte a ciegas en este tema.

Intenté correr la mano cuando tocó mi lastimadura, pero solo siguió limpiando.

—Prefiero quedar a ciegas, Esteban, es un capítulo de mi vida que ya se cerró y no voy a volver a abrir.

Tiene razón en un punto…

—Está bien, mi vida, lo que vos desees ¿Sabías que te amo?

—Por supuesto, aunque yo más—se acercó y me besó—, gracias, pero no me gusta verte lastimado.

—Oh, no te preocupes que él quedó tres veces peor.

Acarició mi rostro e hice una mueca cuando tocó mi lastimadura.

—No debiste, no quiero que…

—No va a acercarse más a nuestra familia, te lo juro.

—Es tu familia.

—Ya no lo es. Ya no.

No dijo nada y solo me abrazó con sumo cuidado. Justo lo que necesitaba.

Los chicos estaban haciendo sus tareas del cole, así que aproveché para llevarla a la cama y mimarnos un rato. Desgraciadamente todo esto apto para todo público, pero no puedo quejarme cuando la tengo a ella conmigo.

—Te amo. —Le susurré al oído.

—Te amo más. —Contestó.

Ya al día siguiente tenía algunas llamadas perdidas de Héctor, pero solo lo bloqueé, no puedo creer que mi hermano hiciera eso y lo admitiera.

No voy a mentir y decir que no me esperaba eso porque sabía que Lu no tenía toda la historia, pero si fue horrible escucharlo y tal vez Lu tiene razón de que es mejor no saberlo. Ahora no sé si contarle a papá o no, y eso me carcome la cabeza, ni siquiera sé si debería ir a la policía a denunciar. Sería lo más correcto, pero no hay otra prueba además de Romeo y no quiero que mi hijo se entere como fue concebido, que su padre lo haya abandonado antes de nacer ya es demasiado.

De a ratos pienso que fue una mala idea traer a Héctor de vuelta a nuestras vidas, pero por desgracia es mi hermano y lo quería conmigo para la noticia de que yo también me comprometía.

—————————————

Se vieneeeee, el próx está que 🔥🔥🔥

¿Lo quieren?

Si lo quieren actualizo

No se olviden de dejarme un votito⭐ de confianza que recién empieza.

Julieta & Nosotros [+18]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora