15. Es momento

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Lucia

Octavo mes de embarazo

Ya estábamos llegando a la recta final y la panza sí que pesaba. Parecía que había dos, en vez de uno.

Con Miri y Romeo nos encontramos arreglando el jardín, porque no tenían nada mejor que hacer y yo quiero que mi jardín se vea bien.

—Miri, cuidado con las espinas, dejale las rosas a tu hermano.

—Bueno, mami.

Se puso a arreglar otra planta y Romeo fue a las rosas.

—No sabés cerrar las piernas, parece. —Escuché y reconocí esa voz como si la hubiera escuchado ayer.

Nos dimos vuelta todos y ahí lo vimos.

—¿QUÉ CARA*JO LE DIJISTE A MI MAMÁ? —Se sacó Romeo.

—Callate, mocoso, vine a ver a Esteban.

—Romeo y Miranda entren a la casa. —Les dije.

—Ni en sueños. ¿Quién cara*jo te crees que sos? —Le dijo Romeo a Héctor.

—¿Querés que te diga quién soy? —Preguntó Héctor con una sonrisa en su rostro.

—NO, adentro, los dos. —Insistí. —Ahora.

Romeo ya sabía la verdad, pero no era momento de dramas.

Esperé a que entren y enfrenté al infeliz del otro lado de la reja.

—¿Qué pasa? ¿No le querés decir la verdad?

—La verdad es que sos un cobarde y un infeliz de mier*da, así que alejate de mi familia.

Me dí la vuelta y entré a la casa sin querer escuchar respuesta.

Romeo me estaba esperando y Miri estaba sentada en el sillón.

—¿Quién es? —Preguntó mi hijo.

—Es... tu tío.

—¿Ese infeliz es mi papá?

—No, él no tiene ni una pizca de padre, tu padre es Esteban y punto.

—¿Qué quería?

—No me importa y tampoco debería importarte. Vayan a sus habitaciones, se acabó la jardinería por hoy, gracias por ayudar.

—¿Vas a hablar con papá?

—Si.

Me fui a la habitación y cerré para decirle lo que pasó a Esteban, quien no estuvo muy contento por lo sucedido y me dijo que se iba a encargar.

—Por favor, no vuelvas lastimado.

—El que quede lastimado va a ser él, no te preocupes.

Cortó y yo apoyé el celular en la cama. Espero que sea así...

Un dolor en mi panza me desconcentró y ya eran más recurrentes. Ella ya quería salir y ni tuve tiempo de hablar con Esteban de su nombre.

Me recosté y estaba tan cansada que solo me dormí.

Unos golpes en la puerta me despertaron, así que me levanté como pude y fui a abrir.

—Mami, la cena. —Me dijo Miri en cuanto me vió y yo miré el reloj. Ya eran las ocho, y no había nada listo...

—¿Querés pedir pizza?

—Siiii.

—Andá con tu hermano y elijan el sabor que ya llamo.

Fui a buscar el teléfono y después fui a la habitación de Romeo. Estaban decidiendo si querían rellena con queso y no tardaron en decir si, así que pedí una napolitana común, rellena de queso. Todos contentos y el bebé también, porque tiene hambre.

Comimos sin Esteban y cuando terminamos yo me quedé a esperarlo en el sillón.

No tardó mucho en llegar y por suerte estaba ileso.

—¿Novedades? —Pregunté.

—Se vuelve a su casa, no va a volver acá nunca más, no te preocupes.

—Bien, dame una ayudita, que no puedo levantarme del sillón y quiero hacer pis.

Vino a levantarme y me llevó con cuidado al baño.

El problema fue cuando me senté en el inodoro y sentí que rompía bolsa ahí mismo.

—¡Esteban!

Entró rápido al baño y me miró.

—Creo que rompí bolsa. 

Julieta & Nosotros [+18]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora