El Rey usurpador

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                                                          El Rey usurpador


Esa misma noche Rhaenyra entró a la guardería de sus hijos pequeños.

—Nos vamos—anunció Rhaenyra bastante molesta.

Visenya se encontraba dormida.

Aegon y Vicerys sonrieron mientras chocaban sus manos, extrañaban su hogar.

—Que estén listos con sus trajes de montura  en diez minutos afuera, y avísenle a los príncipes Jacerys, Lucerys,  y a Lady Rhaena.—Ordenó Rhaenyra a las niñeras mientras caminaba fuera de la habitación.

Daemon se encontraba ensillando a Caraxes, cuando Rhaenyra llegó.

—Ya está todo listo—Dijo Rhaenyra mirando a Syrax y a Caraxes.

Caraxes rugió en respuesta a Rhaenyra.

—Eso es Caraxes — río Rhaenyra.

—Donde están? Necesito salir de aquí — dijo Dameon fastidiado.

—Se están preparando. No fue buena idea quedarnos por más tiempo —dijo Rhaenyra acercándose a Dameon.

—Hicimos lo que debíamos Rhaenyra, Reafirmamos la sucesión de Driftmark y complacimos a mi hermano. —contestó Daemon.

—Aunque por eso haya tenido que pasar la cena más desagradable de mi vida— añadió Daemon con cara de asco, recordando que había compartido mesa con los Hightowers hace unos momentos.

—Lo sé, fue verdaderamente terrible— dijo Rhaenyra.

—Sin mencionar, al mocoso de mi sobrino— dijo Daemon con burla.

—Poniendo sus ojos, o más bien el único que tiene, en tus pecho, esposa. — siguió Daemon mientas llevaba sus ojos a los pechos de Rhaenyra que sobresalían en su vestido.

Rhaenyra dobló los ojos.

—No me recuerdes eso. Fue asqueroso, en realidad no se qué pasa con Aemond—respondió Ella.

—Tienes los pechos más apetecibles de todo Westeros, es lo que sucede, mi amor.— dijo Daemon tranquilamente, trazando círculos pequeños con su dedo por encima el vestido de su esposa.

Daemon sabía que se había casado con el deleite del reino, un título que le hacía completamente Justicia, Rhaenyra era una mujer muy atractiva. 

Por lo tanto su esposa no pasaba inadvertida ante los ojos de cualquier Lord, o caballero, e incluso, de la misma guardia real, y ahora su sobrino.

Rhaenyra se excitó ante el tacto y sus mejillas se sonrojaron, Daemon tenía el poder de hacerla sentir la mujer más deseable del mundo.

—Pero creo que habrá que recordarle a mi Sobrino, que ya no eres el deleite del reino, eres Mi deleite. —añadió Daemon dándole un beso acalorado.

Rhaenyra lo recibió gustosamente, ella era de él.

Se separaron cuando escucharon las voces de sus hijos.

—Madre, yo... —Comenzó Jacerys

—No te disculpes hijo, Aemond y Aegon son un dolor de cabeza —Dijo Rhaenyra interrumpiéndolo.

—Joffrey, que fue eso? —preguntó Luke caminando hacia su pequeño hermano, acaso se había vuelto loco subiéndose en la espalda de Aegon? quien le doblaba el tamaño.

—Te estaba dando ventaja, no es obvio? —Contestó Joff con una sonrisa traviesa.

Daemon soltó una risa, mientras movía el cabello de su hijastro.

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