9. Baile de indecisión

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En mi defensa, pensé que era más importante quitarle el veneno a la comida, que preocuparme por si brotaba un poco de aceite, no creí que fuese tanto

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En mi defensa, pensé que era más importante quitarle el veneno a la comida, que preocuparme por si brotaba un poco de aceite, no creí que fuese tanto. En mi defensa, durante la ducha, me estaba volviendo loco por no pensar en Michelle y no me di cuenta de que a ella le pasaba lo mismo, hasta que salí, noté sus piernas cerradas por la fuerza y divisé la mordida que le propinó a su labio. En mi defensa, no tardé mucho en darme cuenta de que debía dejar de intentar parecernos a Bryce y July.

Pero aún más importante es decir, que sé que debí decirle a Bryce que no podía ir con ellos hasta Aspen, sobre todo porque su plan parecía una locura. Sé que era lo mejor para nuestro acuerdo, pero, ¿cómo decir no? En serio, ¿cómo la gente pronuncia esas palabras? A mí no me salen de los labios.

¿Cómo le dices que no a un amigo que te marca con la voz en un hilo?, que aunque en principio iba a pedirte un favor y ya está, al final termina desbordándose contigo. Bryce no es de los que se aguantan las lágrimas o los sentimientos, pero tampoco es de los que está todo el tiempo triste, es más bien del tipo optimista. Todo lo de su papá y su tía... es un lío. Aunque él no lo planea así, me da a entender que se la pasó toda la noche llorando con July. Esa imagen se me clava directo, como un vidrio al corazón.

Más que nunca, no puedo negarme a nada de lo que me pida, porque su mayor reclamo a su tía es que aun sabiendo la verdad nunca se lo dijo... y me carcome la culpa porque yo también lo sabía.

Después de la llamada, entro al cuarto. Solo puedo pedirle mil disculpas a Michelle. Mi única opción es que ella no haya aceptado. Respiro aliviado al saber que Michelle no está molesta, de hecho, su cara es más un alivio por no haber sido la única débil en este asunto.

—Se aprovechan de nosotros, que se le va a hacer. —Se encoge de hombros.

—Hacer la maleta, eso es lo único que queda. —Me resigno. Tomo asiento en el sillón junto a ella y Boris. Ella acaricia al gato, por un segundo lo maldigo, hasta que lo oigo ronronear y mi corazón se encoge de nuevo. A los pies de una criatura peluda—. Bryce dice que no va, pero que deberíamos salir lo más pronto posible. July al parecer quiere ir al supermercado por algunas cosas antes de irnos, estará lista a medio día.

Hasta que Santa Claus devuelva al gato ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora