Jamás mi cara estuvo tan enrojecida como ahora. No tengo doce años para que me dé vergüenza besar a un chico enfrente de otras personas, pero es que este beso en particular parece devolverme a la mi adolescencia. Siento como si mi mayor crush se me hubiera declarado en el patio de la escuela con un cartel. Claro que si Adam es ese chico que se me declara, yo iré corriendo a colgarme de sus brazos y besarlo.
Observo que Clarease tiene una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro. Juega con la taza de chocolate entre sus manos como si observara su plan maestro llegar a su fin.
Todo lo que ha dicho acerca de Adam y yo, es cierto. Aunque siempre me hubiera dicho a mi misma que somos solo amigos. Al observar las cosas en retrospectiva, parece que el único que no se había dado cuenta de que le gustaba, era el mismo Adam.
Después de que el coro se disolviera y solo quedaran en la mesa algunos pocos, decidí salir de la habitación. Necesitaba un poco de aire fresco para calmar el enrojecimiento de mi cara. En este momento, estaría encantada de meter mi cara de lleno en la nieve.
Estoy afuera, viva, pero ¿a qué costo? Acabo de pasar el momento más vergonzoso y tierno de mi vida. Odio a Clarease con toda mi alma, es una traidora. Bueno, no, si la quiero, pero por ahora la odio.
Luego me llega a la cabeza la imagen de los labios de Adam sobre los míos y el coro de gritos de sorpresa alrededor. Y vuelvo a enrojecerme. De verdad necesito salir y pedirle a algunos niños que me conviertan en muñeco de nieve, tal como la gente se entierra en la arena.
Adam sale unos minutos después, me encuentra sentada sobre el suelo del pasillo a unos metros de la puerta. Me dedica una sonrisa y se sienta a mi lado.
—¿Te da tanta pena besarme que tuviste que salir corriendo?
—No es eso lo que me avergüenza —replico.
—¿Entonces?
—¡Es que Clarease acaba de revelar que te stalkeaba en Instagram! —confieso, me cubro la cara con las manos y la coloco entre las rodillas—. Pero exageró diciendo que era todos los días. Solo lo hice algunas veces —miento—. O bueno, lo hacía en fines de semana —miento de nuevo. Él me observa con la ceja levantada—. Vale, lo admito, si era todos los días. Pero solo porque tus fotos de paisajes son relajantes, ¿si? No tenía nada que ver contigo.
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Hasta que Santa Claus devuelva al gato ✔️
Roman d'amour❝Intentan ocultarle a sus mejores amigos lo que surgió entre ellos la noche del baile de máscaras. Esa misión se complica cuando los cuatro deben viajar juntos para llevar a un gato con su dueña antes de Navidad.❞ Sinopsis completa en el interior. �...