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10/04/1912:

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10/04/1912:

   

 
  Daphne se sorprendió alistándose para el almuerzo, peino nuevamente su pelo y arreglo su maquillaje

  Se preguntó, ¿Por qué había cambiado tan repentinamente de opinión? Pues ella tenía pensado tomar el almuerzo en su camarote, ante las escasas ganas de socializar con gente que no haría más que presumir asta de los más insignificantes logros

  En el fondo sabía el porque, ese hombre había logrado despertar un inusual interés en ella

  Pero eso era algo que Daphne no quería aceptar

 Al menos no por ahora.

– es el objeto móvil más grande que haya creado el hombre en su historia, y el maestro constructor, el señor Andrews, lo construyó – hablaba el señor Joseph Bruce

  Daphne miró al señor Andrews impresionada, la verdad no le emocionaba demasiado todo el tema del Titanic, por lo que nunca se dio a la tarea de investigar, quien fue el creador de dicho barco. Jamás se le pasó por la cabeza que el hombre que conoció esa mañana, chocando con él, sería alguien tan importante

  Por su lado Thomas Andrews se sintió avergonzado, no le gustaba alardear de sus logros, y le causaba incomodidad que otros lo hicieran, sobre todo de la forma en la que el señor Bruce lo estaba haciendo

– bueno, tal vez yo uní las piezas, pero la idea fue del señor Ismay. El tuvo la visión de un barco de tan gran escala y tan lujosas instalaciones que su supremacía nunca sería refutable. Y aquí está materializado en la realidad

  La forma en la que el señor Andrews se hizo menos para alabar al contrario causó un gran asombro en Daphne, esperaba que como todos los hombres, se jactara de sus logros e ideas ya que se le había presentado tan buena oportunidad. Sin duda el agradó que Daphne sentía hacia él caballero aumentaba cada vez más

– Rose, sabes que no me gusta eso – Ruth Dewitt Bukater regaño a su hija, en un susurró que todos pudieron escuchar

– lo sabe – el prometido de la chica quito con brusquedad el cigarrillo y lo apagó – queremos cordero, termino medio, con poca salsa de menta – pidió sin siquiera preguntar que era lo que quería la pelirroja. Daphne frunció el ceño, ¿como podía permitir ser tratada así? – ¿te gusta el cordero verdad? – por la cara de Rose era evidente que no, aún que intentó disimularlo

– ¿también por ella cortarás la carne Cal? – Molly Brown, una mujer denominada insoportable por la mayoría, pero qué a Daphne empezaba a simpatizarle. Incluso tuvo que contenerse de no carcajear – oigan ¿quien pensó en el nombre Titanic? ¿Fuiste tú Bruce?

– si, en realidad, me interesaba el tamaño, y tamaño significa estabilidad, lujo, y sobre todo fuerza

– ¿conoce al doctor Freud, señor Ismay? Sus ideas sobre la preocupación masculina por el tamaño podrían resultarle interesantes – está vez Daphne no pudo evitar que un sonido de risa saliera de su boca, cubriéndola inmediatamente con su copa de vino

  El señor Andrews, quien estaba frente a ella, la miró y sonrío igualmente, parecía que todos habían entendido el sentido de las palabras de la chica, menos él mismo señor Ismay, quien, si bien se había ofendido por el tono y las risa que le siguieron, realmente no entendía el significado

– que es lo que te pasa? – la madre volvió a regañarla. Y ante el claro bochorno que sus palabras provocaron entre el señor Ismay y el señor Caledon Hockley, decidió cambiar el rumbo de la conversación – entonces, señorita Edevane, ¿sigue sin comprometerse?

  La mencionada resoplo, pero esto fue algo que solo Thomas Andrews notó

– así es, no considero necesario apresurar las cosas – le sonrió, una sonrisa del todo falsa

– pero si ya casi pasa la edad casadera, si sigue así se quedará soltera toda la vida

– no veo el casarme como algo indispensable. Mi padre siempre me dijo que no me casaría por la fuerza, mucho menos por interés. Su último deseo antes de morir fue que si un día llegaba a casarme, fuera únicamente por amor – dió un trago a su copa de vino – y estoy resuelta a cumplir su deseo

  El señor Andrews sonrió, a diferencia de las demás sonrisas, está fue una sonrisa calida, la hizo sentir tranquila.

  Por otro lado, pudo sentir la cierta envidia que cruzó los ojos de Rose, no una envidia mala, simplemente esa sensación de querer tener el mismo poder de palabras que demostraba la castaña

– me agrada está chica – Molly Brown carcajeó – pues si un día llegas a encontrar al indicado, será un caballero muy afortunado, ¿No lo crees Andrews?

  Las mejillas de ambos se tornaron carmesí, habían sido descubiertos por la persona menos indicada para guardar tal secreto

– eh si, claro – el tenedor calló de su mano haciendo un gran estruendo al golpear su plato – lo siento

  Daphne le sonrió con ternura, apenas llevaba un día de conocerlo, pero ya presentía que sería alguien especial en su vida

  El almuerzo transcurrió con normalidad, y lo único que la hizo mantenerse despierta ante charlas tan triviales fueron las fugaces miradas que le dirigía el señor Andrews, y que ella se alegraba en regresar

  Para terminar el almuerzo, el señor Andrews prometió dar un recorrido por el barco esa misma tarde, a las familias presentes. Lo que no sabían es que la increíble Molly Brown, tenía todo un plan para ellos. Estaba convencida de que ambos debían terminar juntos.

𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄𝐂𝐓𝐎 - 𝚃𝚑𝚘𝚖𝚊𝚜 𝙰𝚗𝚍𝚛𝚎𝚠𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora