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11/04/1912:

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11/04/1912:



   Aquélla mañana Daphne despertó más enérgica que de costumbre. Se coloco un bonito vestido celeste con detalles de encaje, peino su cabello semi-suelto, incluso coloco un poco de tinta en sus mejillas y labios 

  Recorrió los pasillos del inmenso barco, dirigiéndose al comedor, ya todos estaban allí, saludo con una pequeña reverencia y se sentó junto a Rose, quedando nuevamente frente al señor Andrews

– te sientes mejor, Rose? – pregunto a su amiga, recordando lo sucedido anoche

– mejor, si – era obvia su incomodidad al estar al lado de Cal, pero intentaba disimularla lo mejor que podía

– me alegro – su mirada paso al Señor Andrews, quien al sentirla mirarlo, se sonrojo y casi se ahoga con su comida

– estás bien Andrews? – pregunto Molly, golpeando la espalda del hombre olvidándose de la etiqueta

– pero que salvaje – murmuró Ruth Dewitt Bukater ocultándose en su servilleta

– un poco de vino? – ofreció Daphne, acercando su propia copa a Andrews

  El hombre solo pudo asentir tomando del líquido, y sintiendo como su rostro comenzaba a calentarse ante la idea de haber pasado semejante vergüenza frente a la castaña

– las emociones fuertes no son favorables a cierta edad, ¿no lo cree señor Andrews? – Caledon se burló

– supongo que si – sonrió avergonzado, lo que hizo que Daphne sintiera unas enormes ganas de golpear al señor Hockley. Sin embargo logró calmarse cuando los ojos de cierto caballero se encontraron con los suyos

– ¿se encuentra mejor, Señor Andrews?  – pregunto la castaña aún preocupada por él

– si, señorita Edevane, no se preocupe por favor – le sonrió logrando tranquilizarla

  El almuerzo continuó con normalidad, con platicas triviales, e inocentes burlas por parte de Molly ante lo sucedido, pues claramente no paso por alto la razón del incidente

– me preguntaba si le gustaría dar un paseo, señorita Edevane – una vez todos empezaban a tomar su camino, el señor Andrews, se le acercó

– me encantaría

  Ambos caminaron hacia cubierta, preparados para la bonita vista

– lamento que haya presenciado tan vergonzoso incidente – nuevamente las mejillas del hombre se tiñeron de un ligero rosado, lo que hizo sonreír enternecida a la chica

– no se disculpe por favor, me alegra que esté bien. Y si me permite decirlo, fuera de el susto del momento, fue algo divertido – sonrió tímida

– me alegra haberla divertido – fingió falsa indignación, pero su sonrisa lo delató

– espero no tome a mal mi risa, entonces

– jamás podría tomar a mal una sonrisa suya – nuevamente sus miradas chocaron, tan relucientes y llenas de vida

– entonces sonreiré más a menudo – comento, pensando en lo realmente fácil que le resultaba sonreír cuando él estaba cerca

– eso sería perfecto – se miraron por un rato más, sabían lo que deseaban, sin embargo, ante las atentas miradas de todos, ambos sabían que sería algo imprudente – la ocasión pasada no pude terminar con su recorrido por el barco, ¿me permitiría mostrarle el cuarto de máquinas?

– claro.

– el timón opone resistencia lateral contra el agua, y favorece el movimiento hacia un lado o hacia otro, haciendo cambio de rumbos – le explicaba el señor Andrews mientras sostenía las manos de la rubia sobre el timón, sin llegar a moverlo realmente – lo ve?

– si – la chica ocultaba su rostro claramente sonrojado por la cercanía, podía sentir el fresco aliento a menta del hombre, justo detrás de su oreja – es realmente increíble

– me alegra que le sea grata mi explicación, y espero haberme hecho entender

– es usted un buen instructor, aún que no me tentó a manejar un barco jamás – ambos rieron

– es un placer verla por aquí señorita Edevane, dele mis saludos a su abuelo cuando vuelva a verlo – el capitán Edward John Smith, quién iba entrando y vio la comprometedora escena y decidió avergonzarlos un poco, tomándolos desprevenidos

– de su parte, Capitán, realmente espero que sea pronto – hablo apresuradamente, moviéndose hacia atrás y dándole un golpe a Andrews con su codo – Dios mío, lo siento tanto

– descuide, estoy bien. Aún que debo elogiar su fuerza – el señor Andrews apoyaba la mano en su estómago intentando recuperar el aire. Mientras tanto, el Capitán carcajeaba

– te lo pasarás muy divertido, ¿no Andrews? – antes que el nombrado pudiera preguntar por el sentido de sus palabras, un marinero se acercó

– alerta de Iceberg, capitán – entrego una pequeña hoja que el capitán rápidamente guardo

– ¿todo bien, capitán? – pregunto la chica, temerosa por su vida

– tranquila señorita Edevane, es algo común en esta época, pero no hay nada de que preocuparse

  Asintió, ambos salieron del lugar. Claro que el caballero pudo notar el nerviosismo de la castaña

– tranquila, el capitán es experto, sabe lo que hace – intentó reconfortarla abrazándola por los hombros pero ella se negó

– no lo dudo, pero creo que le dan demasiada confianza al barco. Está echó de acero, ¡claro que pude hundirse!

Sin esperar una respuesta corrió a su camarote. La ansiedad que sentía en el pecho le impedía respirar, confiaba en el señor Andrews y en su potencial, si, sabía que hizo un excelente barco

Pero le aterraba la idea de que el barco se hundiera y no pudiera ver a su querido abuelo nunca más.

Intentó tranquilizarse, recordando que tenía que alistarse para la cena, realmente no tenía ganas de asistir, pero estaría Rose y su salvador, sabía que los demás intentarían arruinarles la noche

Así que tomo todas sus fuerzas y se alistó para ir en ayuda de su amiga.

𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄𝐂𝐓𝐎 - 𝚃𝚑𝚘𝚖𝚊𝚜 𝙰𝚗𝚍𝚛𝚎𝚠𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora