La princesa Marinette Dupain-cheng es la futura heredera al trono en Shanghái, tiene 15 años de edad, pero ella desea ser una chica normal. por suerte, su madre le da permiso para vivir con su tía en París para que así pueda ser una chica normal dur...
- cuando te parece mejor hacer el proyecto - Alya lo miró - es decir, tenemos todo el trimestre y si no lo concretamos se nos podría olvidar, además si lo hacemos ya, sería un peso menos - dijo colocando su brazo en el cuello en una clara señal de nerviosismo.
- ¿Que te parece el fin de semana? - dijo con la misma actitud pero bajando la mirada. Por parte del chico el aceptó volviendo a su respectivo asiento. "Éstos dos no están juntos por que no quieren" pensaron sus mejores amigos.
Los días fueron pasando. Siempre era la misma rutina no había algo nuevo a excepción de que Marinette y Adrien se han estado acercando más con la simple excusa de que sus amigos se declaren el uno con el otro. Ahora ya no eran dos grupitos de dos sino que ahora eran un grupo de 4.
El fin de semana llegó. Alya y Nino decidieron reunirse en el jardín de las Tullerías.
Alya se encontraba en camino con un bolso donde llevaba su portátil además de cosas necesarias. Como: un pendrive, su cargado, una pila portátil etc.
Mientras, Nino también se encontraba de camino. Pero él llevaba una cesta con bocadillos, refrescos, agua y una manta para poner en el césped como todo picnic.
Al llegar al lugar de encuentro, decidieron ir a una sona donde había un gran árbol que les diera sombra y que él sol no les molestara. Nino tendió la manta acomodando todo para poder empezar el trabajo.
El lugar estaba calmado con pequeñas brisas del otoño sacudiendo los árboles provocando que las hojas caigan. Ambos disfrutaban de esas brisas rozando sus caras. No querían admitirlo pero era un lugar y un momento muy romántico.
- es un lugar muy bonito - habló por primera vez la castaña. Nino se le fue acercando discretamente a Alya mientras que ella estaba con los ojos cerrados disfrutando la brisa.
- lo sé, es mi lugar favorito. Siempre vengo aquí cuando necesito aire fresco. Nunca he venido con ninguna chica hasta hoy... - Alya giró su cara para ver la cara de Nino.
- no creo que yo sea la unica a la que viene aquí contigo... - dijo acercando sus rostros a solo unos centímetros de besarse. Pero cuando se dieron cuenta de lo cerca que estaban ambos se alejaron - deberíamos de empezar con el trabajo - dijo Alya con algo de sonrojo.
- si, tienes razón - dijo Nino igual de apenado.
- ¿De qué reyno lo haremos? Hay muchos por elegir - preguntó.
- no sé, ¿cuál te gustaría más? ¿Tiene que ser uno que los otros chicos no lo vallan a hacer también -
- ¡ya sé!, ¡tengo el indicado! ¿Que te parece China? - dijo dijo con brillos en sus ojos - no creo que Marinette lo haga, ella seguro hará Francia Y a los otros no les interesa China. - terminó y empezó a buscar en su portátil.
- Perfecto - Nino analizó bien lo que dijo Alya hasta que se dió cuenta que... - ¡Espera, no! ¿Que tal si lo hacemos de otro país? - preguntó nervioso.
- no, ya está decidido. Será China - justo en lo que terminó la última palabra está pulsó el botón de buscar mientras que Nino se alteraba.
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- ¿¡pero qué!? ¿¡Por qué está Marinette en casi todas las imágenes!? ¡NO! MARINETTE ES LA- rápidamente Nino le tapó la boca llevándose su dedo índice a sus labios en señal de silencio.
- shhh, es un secreto - le dijo Nino al oído.
Alya quedó en shock. No podía creerlo, su nueva mejor amiga era la princesa de China y Nino lo sabía.
- ¿como es que tú lo sabías? - preguntó mirándolo fijamente.
- como no hiba a saberlo. mi padre era uno de los guardias reales en china e hiba todos los días al castillo con mi padre para jugar con Marinette desde los 4 años aproximadamente, ya a los 10 fue que nos mudamos aquí a París y nos tuvimos que alejar, ella era y sigue siendo mi mejor amiga - dijo tranquilo ignorando que dejó a Alya completamente en shock y con muchas preguntas por delante. Ese sería un día largo. Y definitivamente su trabajo no será sobre los reyes de China. No queremos que nadie más se entere.
