La mañana se había vuelto eterna, después de una noche llena de mimos y ser obligados a dormir separados. Con la luz del primer rayo del sol, se habían levantado, empujados a desayunar rápido para vestirse, y saludar a todos los invitados que estaban llegando al palacio, un poco apresurados para que todo saliera perfecto.
Llegó un punto en donde Aemond se hartó de tanta gente y de tanta patraña para un evento que no resultaba tan íntimo como él esperaba. Así que, en un momento de distracción por parte de su familia, se dirigió a el Nido de Dragones, se sentó junto a Vaghar para descansar un poco de todo el barullo del castillo.
Le agobiaba un poco todo lo que estaba pasando, siempre había sido una persona de pocos amigos, pero Lucerys brillaba como un sol y era atrayente a cualquier persona, estaba ansioso y apenas eran las 10 de la mañana. Vaghar soltó un ruidito como llamándolo, a acercarse a su rostro. Aemond la acarició con cuidado, disfrutando de la conexión con su dragón, Vaghar se levantó de su espacio, y caminó hacia la salida, entendía perfectamente lo que necesitaba su jinete. Aemond no lo dudó ni un segundo y se montó sobre ella, ya estaba listo para salir cuando algo lo golpeo en la cabeza, era un guante.
- Te ibas a ir sin mi- le gritó Lucerys – rata traidora.
Iba caminando furioso a donde el mayor se encontraba, se veía simpático con las ropas del día, más porque llevaba puesta una coronita que le habían regalado sus sobrinos por la boda.
- Ni siquiera sabía que iba a salir, solo necesitaba respirar un poco de tantas personas- Le tendió la mano para que subiera con él al dragón – No pensé que te hubieras dado cuenta.
- Me di cuenta apenas te fuiste – se colocó sentado frente a él- seguí tu olor hasta acá
- Pero no estaba liberando feromonas.
- Pero yo te puedo oler por el vínculo varlyrio.
Aemond tomó las riendas de Vhagar para levantarlo en vuelo.
- ¿Quieres dar una vuelta? – sonrió besando su cabeza – para despejarnos un poco.
- Si por favor.
Comenzaron el vuelo, al parecer ambos se sentían agobiados con la situación en general, ya se había unido, no necesitaban más, pero era su obligación como príncipes del reino. El viaje siguió tranquilo, con ellos tocando las nubes y besándose de vez en cuando.
Habían durado una hora en el cielo cuando divisaron al dragón de Jace detrás de ellos, volaba directo hacia ellos, con mucha velocidad y cierto nerviosismo.
- Llevamos buscándolos horas - gritó – madre está desesperada porque todos solicitan su presencia para felicitarlos.
A veces Aemond deseaba no haber nacido en una cuna noble. A nadie le importara con quien se casará o con quien estuviera, pero de cierta forma sin ser él no podría estar en donde estaba, a lado de su Omega y volando a su dragón. Siguieron a su sobrino de regreso, un poco desganados, pero con el tiempo la actitud d4el menor fue cambiando. Se sentía más emocionado y lleno de esperanzas para que su boda y vida fuera de lo más tranquilas y envidiables de los siete reinos.
Durante la cena previa de la boda, se habían presentado varios nobles importantes, tanto del lado de los verdes como del lado de los rojos, tal vez, solo tal vez, si una unión así hubiera pasado desde el principio no hubiera habido tantos problemas por todas partes. Todas las casas habían llegado con regalos para los novios, también alzando los estandartes de sus casas y con sus colores tan característicos. Pero había una diferencia, los tres hijos de Alicent, ya no iban vestidos de verde, Haelena portaba una tonalidad rosa, un vestido perfecto para ella, mientras Aegon se vistió completamente de negro lo que resaltaba su palidez y rostro enfermo por el alcoholismo que se cargaba. Y para terminar el novio, portaba un atuendo en tonalidad rojo oscuro, casi no se veía la diferencia entre el negro y el rojo, esto resaltaba sus facciones marcadas, y más sus cicatrices de guerra.
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Amor de Dragones | Lucemond
FanfictionAmbos se desean, ambos necesitan estar el uno junto al otro. Portada. @VagabondPGNO