Amor de Dragones | Lucemond

Dagas

    El cielo se acomodó perfectamente para ellos, permitiendo que su viaje fuera seguro y tranquilo, dejándolos respirar y meditar sobre su nueva unión.

     Regresaron demasiado felices de la ceremonia, pero tuvieron que ocultarse un rato en el Nido de Dragones, porque aún tenían puestas las ropas ceremoniales y si no se aseguraban que nadie los viera, sabían que se metían en muchos problemas, más por no avisarle a nadie de lo que acababan de hacer, Aemond estaba en silencio esperando que su escudero Liam le avisara si estaban libres para llegar hasta la fortaleza roja.

- Esposo - susurró Lucerys con cierta ternura y diversión - suena tan fascinante.

         Aemond tomó su mano en silencio, le dió un beso, luego lo tomó de la cintura y lo acercó más, hasta que sus cuerpos quedaron juntos.

- Esposo, mío, mi rey, mi omega, mi amor - le susurró en el oido mientras lo atraía para sentarselo sobre él - Eres todo lo que siempre imagine para mi.-

- Bastaa - las mejillas del menor se tornaron completamente rojas y se recargó un poco sobre su pareja para sentir su calor, se sintió seguro hasta que sintió un bulto creciendo por debajo de él, miró a su esposo divertido - solo te estoy abrazando.

- Si, pero es la fricción de los cuerpos y más porque te ves hermoso con tu ropa de la ceremonia- lo abrazó y aspiró en su pecho - además hueles bien.

        Se acurrucó en su pecho de forma tierna, rozando su nariz, hizo que Lucerys sintiera un escalofrío por todo el cuerpo, de forma en que abrazó su cabeza para pegarlo más a si mismo, sintiendo la respiración profunda de su alfa, pero el mayor ya se sentía necesitado, además de que se había percatado de que el olor de su omega se había profundizado y sospechado, como si su ciclo de calor estuviera cerca. Se sintió ansioso de hacerlo suyo, lentamente fue colando las manos por su cintura, hasta llegar a el filo del cinturón de la vestimenta, para comenzar a desenredarlo, y con mucha seguridad abrió la parte superior de este, dejando el pecho del menor expuesto .

       Luke jadeó por el movimiento, y se estremeció al sentir como la lengua del mayor comenzaba a recorrer su cuerpo, deseoso y llenándolo de su aroma.

- ¿Quieres hacerlo ahora? - preguntó entre jadeos.

- ¿Por qué no me dijiste que ya venías tu celo? - le preguntó mientras se concentraba en su pezón derecho- hueles demasiado.

 - Faltan algunos días- levantó la cara del mayor para poder besarlo- además tu también hueles más de lo normal- con ansias metió su lengua dentro de la boca del contrario comenzando una lucha de control sobre él otro, deseándose violentamente, sintiendo como las manos frías de su esposo comenzaban a recorrer todo su cuerpo.

- Es el vínculo...- le mordió el labio inferior antes de pasar a su cuello, succionando y lamiendo lentamente.

          Coló sus manos por las vestimentas bajas, buscando tener la piel blanca de sus piernas en su poder, y con cuidado irse acercando hasta las nalgas, sin alejarse de esos botones rosados ​​que tanto le gustaron, hasta que se dio cuenta de algo.

- Pequeño descarado- levantó la mirada mientras terminaba de abrir las vestimentas para tener mayor visibilidad - ¿Desde cuándo no traes ropas interiores? - leó apretó una nalga en forma de castigo, y solo notó como el menor soltaba pequeños jadeos.

- Eran incomodas con la ropa de la ceremonia, además pensé que como después de eso seriamos y marido, tal vez ahora te dignarías a tocarme como te correspondía- los ojos cristalinos del menor solo indicaban deseo y tentaban tanto al mayor que ya no sabía que hacer