Un accidente en la galería de arte deja a Thor con un traumatismo craneal menor y los últimos tres años de su vida borrados de su memoria. Mientras lidia con una nueva vida, una nueva ciudad, un nuevo apartamento y una nueva y fácil relación con su...
Thor parpadeó adormilado y se despertó. Le zumbaba la cabeza, el incesante zumbido de un diapasón. Se sintió dolorido hasta el esqueleto.
Alguien se cernió sobre él, borracho e irradiando preocupación.
—¿Thor? — preguntó.
Thor luchó duro para luchar en la figura, haciendo una mueca de dolor cuando se convirtió en una mujer de piel oscura y ojos preocupados.
—¿Qué? —Thor preguntó, antes de sentir que se deslizaba de nuevo.
—Joder —dijo la mujer, con la voz apagada—. Loki me va a matar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La segunda vez que Thor se despertó, estaba en un hospital.
—Señor Odinson —dijo la persona que estaba junto a su cama, poniéndose firme cuando Thor parpadeó y se movió. Bata blanca, estetoscopio alrededor del cuello. Un médico—. ¿Cómo te sientes?
—Mal —gruñó Thor. Su mano tembló y se dio cuenta de lo extraño que se sintió, dolorido y débil. Su cabeza cayó hacia abajo y vio que había un tubo que sobresalía del dorso de su mano.
—Oh, joder —gimió, cerrando los ojos contra la luz cegadora y el dolor que comenzaba a darse cuenta de conocer. Su cuerpo entero palpitaba—. Loki me va a matar.
—Eso es lo que dije —dijo una voz de mujer desde el otro lado de la habitación. Cerró la puerta detrás de ella y se acercó a Thor.
Parpadeo. Ella era hermosa, de una manera intimidante y agotada. Había círculos oscuros debajo de sus ojos y tatuajes geométricos trepando por sus brazos nerviosamente cruzados.
—Pero si te sientes vivo —continuó—, es posible que podamos salir de esto con un mínimo de derramamiento de sangre.
—Lo siento —dijo Thor, tan cortésmente como pudo cuando apenas podía hablar a través del dolor de lo que se sintió como una docena de cuchillos apuñalándolo en la cabeza—. ¿Nos hemos visto antes?
Hubo un latido.
La mujer miro al doctor con los ojos muy abiertos y el levanto las manos en un gesto de calma.
—Muy bien, Sr. Odinson, solo tengo algunas preguntas que hacer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
