XV

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Kara cierra la puerta la puerta de su apartamento después de soltar a Lucky y se queda apoyada en ella mientras su perro se dirige hacia su cama. Levanta su mano y se toca los labios, todavía con la sensación de hormigueo. Y es que acaba de besar a Lena. No para acallar sus quejidos o su arrogancia como muchas veces, ni delante de alguien para lucir su "amor". Simplemente... Ni siquiera duró más de un maldito segundo. Sucedió tan rápido, fue tan espontáneo, ocurrió de manera automática... Su corazón comienza a acelerarse cada vez que lo recuerda y, cuando quiere encontrarle alguna explicación, sus latidos escalan una octava más cuando ahora es consciente de todo lo que ha pasado. No, de todo lo que ha pensado mientras tanto.

Estuvo toda la tarde con Lena después del almuerzo con Imra y Mike. Al final solo pidieron un par de batidos y las patatas extras como prometió. Mientras pusieron rumbo al apartamento de la rubia para disfrutar de la merienda, Kara tanteó hasta volver a sacar el tema; de qué haría si llegara a sentir algo más que un simple deseo. Todavía no sabe por qué insistió o por qué le importó tanto. Quizá porque no le gustó como terminaron y necesitó cambiarlo. O a lo mejor porque quiso quitarse esa espinita clavada. Respiró hondo por si obtenía la misma reacción, pero se sorprendió de que Lena, a pesar de soltar un suspiro de fastidio, se dirigió a ella con calma, midiendo cada palabra para no exaltarse. Sin embargo, zanjó el tema a los minutos. La pelinegra, aunque deseó debatir para decir lo contrario, volvió a dejarle muy claro que eso no iba a pasar. Y Kara, aunque le siguió decepcionando la respuesta, le bastó que terminaran así y no como antes. Además, entendió que no podía cambiar a una persona si ella no quería cambiar, por mucha pena o muy valiosa que la considere.

Estuvieron en su apartamento disfrutando de sus batidos y, después de una charla amena con burlas incluidas, decidieron pasear a Lucky porque no paró de arañar la puerta. El perro disfrutó de las patatas, pero al final le sentaron mal. No tardaron en bajar al parque y... A Kara le gustó ver a Lena tan descuidada, tan mimosa, tan dulce. Es cierto que lo ha presenciado más de una vez, pero no en un tiempo tan prolongado y menos estando a solas. Quiere decir que siempre hubo algún comentario tonto o broma pesada que lo echaba todo a perder; pero ninguna, en ningún momento, ni repitió ni recordó que era lo que quería de la otra. Sin forzarse, solo viviendo el instante y dejándose llevar como si realmente fueran amigas. Y «amigas» fue la definición que la rubia puso en ese momento. De hecho, tuvo la esperanza de que Lena reflexionara, que también sintiera lo mismo por todo lo que han vivido hoy. Pero ahora...

Kara intenta calmar su corazón, pero no puede. No puede parar de pensar en el inimaginable rostro tierno de Lena cada vez que miró a su perro. O su risa tan real que la rubia consideró que era una melodía perfecta. O sus toqueteos tontos y cariñosos cada vez que le contó algo que hizo que sonriera con demasiada facilidad. Ni siquiera paró de pensar en la forma que le dedicó sus bonitas palabras en el almuerzo entre tanto.

Disfrutó de su compañía como nunca antes lo hizo. Hasta se mordió el labio con fastidio cuando Lena manifestó que tenía que irse a CatCo porque al final, como era de esperar, J'onn y Malefic estuvieron un poco perdidos. Pasó tan buena tarde y se sintió tan genial que, cuando Lena fue a despedirse tras acompañarla al portal, sus labios también tuvieron el impulso de decirle «hasta luego» a los suyos.

Y vuelve a recordar que no duró ni un segundo y, sin embargo, todavía perdura ese hormigueo. Ese segundo inexplicable hasta que ahora le encuentra sentido. Porque, a pesar de haber visto a Lena con ojos felinos —no va a mentirse, su conjunto la ha provocado desde el principio y cada vez ve a la pelinegra más irresistible que no puede evitar desear que la desarme—, se ha dado cuenta de que, inconscientemente, la ha estado mirando de otra manera. Quiere decir que no fue solo su sensual sencillez, sino también en sus gestos cálidos y genuinos. Como si hubieran estado en una cita de verdad. «Una cita de verdad» que la impulsó a besarla de verdad.

A tu izquierda  | Supercorp (Lena G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora