Capítulo 10

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Salieron del baño ya vestidas, encontrándose a Marina en el sofá.

-Uy, hola, Natalia.- Alzó una ceja, mirándolas divertida.- ¿Qué estabais haciendo ahí las dos metidas?

-Lavarnos los dientes.- Contestó Alba ante el balbuceo de Natalia. Tan atrevida hacía dos minutos, y ahora ni siquiera era capaz de disimular.

-Ya.- Soltó una pequeña risilla, levantándose del sofá para irse a dormir.- A la próxima ponte bien la camiseta, Alba, que la llevas del revés.- Escucharon desde el final del pasillo.

-Joder.- Suspiró Alba, quitándose la camiseta para ponérsela bien.

-¡Alba!- Abrió mucho los ojos la otra, girándose para no mirarla.

-Nat, acabamos de echar un polvo en el baño.- Soltó una carcajada sin poder evitarlo.- ¿De verdad que ahora te da vergüenza verme las tetas?

-No, pero no me lo esperaba, yo qué sé.

-Vamos a la cama, anda.- Cogió su mano para ir hacia la habitación.

Se tumbaron en la cama, sin dejar ningún espacio entre sus cuerpos y sintiendo las dos cómo les quemaba la piel por querer sentir la de la otra.

-Nat.- Susurró después de un rato largo.- ¿Estás dormida?

-No.- Se removió un poco, colocándose después de lado para abrazar a la rubia por la cintura.- ¿Pasa algo?

-¿Tú estás bien con todo lo que ha estado pasando?

-¿A qué te refieres?

-A que nos hemos acostado ya varias veces.

-¿Tú estás bien con eso?- Se preocupó entonces Natalia.

-Yo estoy bien, sí.

-Yo también.- Contestó, creando tras su respuesta un nuevo silencio.

-Nat.- Murmuró.- ¿Qué hay entre nosotras?- Preguntó algo nerviosa. Quería poder decirle que la quería como algo más que una amiga.

-¿Entre nosotras?- Tragó saliva.- ¿Qué es lo que quieres que haya? Pues no sé, nos hemos acostado varias veces, ha estado bien... No sé.

-Entonces... Si surge, pues surge, ¿no?- Quiso asegurarse la rubia, ganándose un asentimiento por parte de la otra.- Vale, pero... Si empezáramos alguna de las dos a conocer a otra persona, nos lo decimos.

-Puedes quedarte tranquila por mi parte.- Dijo Natalia como si nada.

-¿Y eso?- Sonrió Alba divertida. Ahora que sabía que le gustaba Natalia y viceversa, quería divertirse un poco y ponerla nerviosa.

-Yo... Yo... Nada, no. Simplemente que ahora pues no me apetece nada serio con nadie. No sé. No me apetece una relación.

-Nat.- Se quedó mirándola por unos segundos, besándola lentamente después y suspirando al separarse.- Buenas noches.

-¿Y eso?- Musitó.

-Ha surgido.- Se excusó la rubia, acurrucándose en Natalia dispuesta a dormirse cuanto antes.

-Vale.- Sonrió la otra, nerviosa.

Se despertaron al día siguiente enredadas la una con la otra. El despertador sonaba de fondo pero ninguna de las dos tenía ni fuerzas ni ganas de moverse.

-¿Y si no vamos a clase?- Propuso Alba.

-Me parece buena idea.- Murmuró Natalia aún medio dormida.- Pero apaga eso.

-Buenos días por la mañana.- Irrumpió Marina en la habitación cuando ya estaban casi dormidas otra vez.- Tenéis el desayuno en la mesa, que seguro que necesitáis reponer fuerzas.- Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

Confesiones de invierno.// AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora