Capítulo 18

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La cena estaba siendo bastante tranquila. Miriam no se había acercado prácticamente a Natalia. Alba se había sentado al lado de la última mencionada, mostrándose más cariñosa de lo que lo había estado haciendo las últimas semanas.

-Albi, ¿todo bien?- Murmuró Natalia aprovechando el jaleo que se iba formando conforme los cubatas empezaban.

-Todo más que bien, Nat.- Se acercó a ella, haciendo que la morena abriese mucho los ojos por el susto que le dio verla tan cerca.

-¿Alba?

-Te quiero, morena.- Le guiñó el ojo, levantándose después de la silla para conectar el altavoz y poner algo de música.

Pocos minutos después ya estaban los presentes dándolo todo con cada canción que sonaba. Dos cubatas fueron los que Alba consideró suficientes para empezar a acercarse aún más a su novia sin que le importara que los demás pudiesen decir algo.

-Nat, se me ha acabado el cubata.- Se sentó sobre ella, haciendo un puchero. María, Marina y Julia seguían bailando sin parar, mientras que los demás se habían sentado a hablar un rato para descansar.

-Ya llevas dos, Albi.- Rodeó su cintura con sus brazos, algo nerviosa ante la cercanía de la otra.

-Pues otro, Nat.- Se encogió de hombros, acercando su boca a la de la morena y mordiéndose el labio. Marina y María, que no perdían de vista a aquellas dos, cesaron sus movimientos para poder observar aquella escena como era debido.

-¿Albi?- Musitó, boqueando nerviosa.- ¿Qué haces?

-¿No puedo besar a mi novia?- Susurró para que solo ella la escuchara.

-Pero... Pero... Tú... Eh...- Miró alrededor por unos segundos. Realmente los demás ni siquiera estaban atentos.

-Voy a por otro cubata.- Dejó un beso en los labios de Natalia, levantándose y yendo hacia la cocina con una sonrisa. Natalia, aún flipando por el arranque de valentía de Alba, la siguió. Le había sabido a poco.

-Oye, rubia.- Se acercó a su novia por la espalda, rodeando su cuerpo con sus brazos y escondiendo su cara en el cuello de la más bajita.

-Hola, Nat.- Sonrió, terminando de ponerse la mezcla.

-¿Cómo que "hola, Nat"?- Soltó una risilla, dejando un leve mordisco en el cuello de la otra.- ¿Qué ha sido lo de antes?

-¿Qué pasa?- Se encogió de hombros.

-Que me has besado.- Respondió obvia.

-¿No puedo?- Se giró entre los brazos de la morena, habiendo dejado el cubata en la encimera.

-Sí, pero estaban todos y... Yo qué sé, si lo digo por ti.

-Me estaba cansando de tener que hacer como que no somos novias.- La miró a los ojos.- Porque te quiero, y el resto me da igual.

-Jo, Albi.- Hizo un puchero.

-Venga va, ¿vamos?- Cogió el cubata, empujando ligeramente a Natalia para ir con los demás. Se llevó, como respuesta, una negativa.- ¿Por qué no?

-Es que me ha sabido a poco el beso. Casi que ya ni me acuerdo.- Se acercó a la rubia cuando la vio sonreír, besándola.

Poco tardó Alba en andar hacia delante hasta dejar a Natalia entre la pared y su cuerpo. Bajó a su cuello, rozándolo con los dientes y, más tardes, pasando su lengua por este, mordiendo poco después consiguiendo un leve gemido por parte de la morena.

-Albi...- Bufó.- Que están ahí todos...

-Me apeteces mucho.- Coló su mano por los pantalones de Natalia, quién, a pesar de haber insinuado que debían parar, abrió ligeramente sus piernas.- Joder Nat, estás muy mojada.- Notó su propia humedad crecer solo al notar a la otra.

Confesiones de invierno.// AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora