Nicolás se sentía emocionado por ver a Jaime, había pasado ya bastante tiempo desde la última vez que se vieron, obviamente por temas de la página y los videos de Youtube seguían hablándose y viéndose, pero solo a través de Skype. A Nicolás esto no le molestaba en absoluto pero no se podía comparar con ver a su "peluchin" en persona, sí, SU peluchin, su pareja desde hace unos cuantos meses atrás, por eso su desesperación y ansiedad por verlo lo más pronto posible. Aquel sería el día iría a la casa de Jaime ya que los padres del chico se irían de vacaciones al sur, ¡Gracias a Dios que a su novio no le gustaba salir con ellos!, podrían pasar todo el día y toda la noche juntos sin que nadie les molestara. Se levantó más animado que de costumbre, se duchó, vistió y arreglo su mochila con un par de prendas para cambiarse, el plan era volver mañana por la tarde a su casa.
A eso de las tres de la tarde tomos sus cosas, bajo al primer piso, se despidió de su madre y salió lo más rápido que pudo a tomar la micro que lo dejaría en el metro, no almorzó, Jaime le había pedido que no lo hiciera, de seguro saldrían a comer, llego al paradero y por suerte la micro no se demoró demasiado en pasar, odiaba tener que usar metro o micro pero haría lo que fuera por estar con su barbón. Cuando le faltaban unas cinco estaciones para su destino su celular comenzó a vibrar, deslizo el dedo por la pantalla y se acercó el aparato al oído sin siquiera mirar la pantalla, sabía muy bien quien era solo por la música que sonó, porque él tenía un tono solo para Jaime.
-¿Aló? -contesto con un tono alegre mientras una sonrisa se hacía presente en su rostro-.
-¿Aló? Oye, ¿Veni' en camino? -preguntó al otro lado de la línea Jaime, con un tono de voz calmado-.
-Sí, me faltan como... -miró el cartel con el mapa del recorrido del metro- Cuatro o cinco estaciones.
-A dale, cuando llegui' entra no más, la puerta va a estar abierta.
-Ya, dale -respondió feliz-.
-Ya, eso, nos vemos... -se quedó en silencio unos segundos- Oye...
-¿Ah?...
-Te extraño, llega luego... -otro silencio más- Chao -y colgó-.
Esto no hizo más que ampliar la sonrisa de Nicolás, guardo su celular en el bolsillo de su pantalón para luego colocar la misma mano sobre su pecho y sentir como un calor inmenso que lo hacía sentir tranquilo y calmado. Apenas llegó a la estación salió corriendo de esta, por suerte la casa de Jaime no estaba tan lejos de la estación y podía ir caminando. Con cada paso su corazón latía más y más rápido y fuerte, retumbaba en su pecho como un tambor y sus mejillas se teñían de un leve color rojizo, estuvo así todo el camino hasta llegar a la casa de su amado, solo entró, tal cual se lo dijo el otro. Una vez dentro de la casa cerró la puerta tras de sí y comenzó a buscar a Jaime con la vista.
-Jaime... -llamó en voz alta al no verlo cerca- ¿Dónde estai' weon?
-Aquí, en el comedor... -de pronto, por el umbral que separaba el comedor del living entró Jaime- Perdón weon, estaba arreglando unas cosas -se acercó hasta quedar frente a Nicolás-.
-Cállate mejor weon... -dijo el moreno y se abalanzo sobre su novio para besarlo-.
En un movimiento rápido paso sus brazos alrededor del cuello del más alto y lo beso de lleno en los labios, por su parte, el más alto rodio la cintura del moreno con sus brazos y apego sus cuerpos. No fue un beso pasional, como todos hubieran esperado, fue un beso lleno de amor y cariño, un beso que decía "te extrañe demasiado" por sí solo. Al cabo de unos minutos se separaron y se miraron directamente a los ojos mientras se sonreían embobados el uno al otro, Nicolás miraba cada rasgo de la cara de Jaime y al hacerlo sentía que se enamoraba un poco más del chico de rizos, Jaime hacía lo mismo, quería tener cada detalle del rostro de su novio grabado en su mente para siempre, quería tener toda esa "perfección" en su mente, porque para él Nicolás era lo más perfecto que había en el mundo.