Nicolás estaba sentado sobre su cama la cual se encontraba prolijamente hecha, el nerviosismo podía notarse en casa centímetro de cuerpo, cada facción de su rostro, siempre era lo mismo cuando esperaba a Jaime. Pasaba rápidas y repetidas veces sus dedos por entre sus cabellos para que se secasen más rápido, no quería que el castaño notase que se había duchado -más que por higiene- por su visita pero luego de unos segundos alejó tristemente aquellos pensamiento, sabía perfectamente que aquél hombre no notaría nada, jamás notaría todo lo que hacía sola, única y estúpidamente por él.
Como muchas otras veces su celular fue el encargado de sacarlo de sus pensamientos y hacer volver todo aquel nerviosismo a su cuerpo. Tomó el aparato con sus manos temblorosas mientras se repetía "cálmate Nicolás, por la mierda", soltó un suspiro "no es la primera vez... Ni tampoco será la ultima", al leer el mensaje no respondió, tan solo se puso de pie y bajó al primer piso para dejar pasar a Jaime. "Actúa como siempre, finge que te da lo mismo".
Salió a abrir la puerta de la reja mientras recibía al otro con un: wena po' weón, siendo respondido por un leve movimiento de cabeza, "Ah, no quiere hablar" pensó nuevamente para si "no es como si fuésemos a hacerlo de todos modos", tan solo se movió y dejó pasar al otro. Una vez adentro mientras Nicolás cerraba la puerta tras de si el barbón seguió su camino hasta la habitación del contrario, no necesitaba preguntar, sabía perfectamente que no había nadie en esa casa, sino no hubiese ido, sino Nicolás no hubiese respondido. El moreno subió las escalera lenta y pesadamente, cada paso lo hacía sentir que tenía el corazón más cerca de la garganta, casi como si fuese a vomitarlo de tantos nervios.
Desde el umbral de la puerta vio la espalda de Jaime y tragando en seco se metió también a la habitación, mientras terminaba de cerrar la puerta sintió una manos que lo tomaban desde la cintura con una fuerza que lo dejó un tanto sorprendido para que luego sus labios fueran besado con un desenfreno totalmente animal. A pesar del abrupto beso sus brazos rodearon el cuello del más alto mientras que sus ojos se cerraban y sus dedos se enredaban en aquellos cortos rulos, aferrándose desesperadamente en un intento de no dejar escapar al castaño, intentando retenerlo consigo aún sabiendo que el castaño no era suyo.
Correspondió aquellos besos como pudo, intentando entregar todo lo que tenía porque a Jaime, a él y solamente a él le daba todo: su tiempo, su paciencia, su risa, su molestia, su pena, su amor. Cuando tenía este tipo de encuentros con Jaime el moreno sentía como su cuerpo, no, su alma se rompía de a poco -Jaime la rompía-. El castaño jamás sería suyo, jamás llegaría a amarlo como ya lo hacía él desde hace bastante tiempo, Nicolás era "la otra", era quien estaba cuando Jaime discutía con su polola, era el plato de segunda mesa, era un pasatiempo.
Mientras devoraba el cuello del moreno -dejando marcas que Nicolás tendría que disimular al día siguiente- este se abrazaba al cuerpo contrario, gemía en su oído con una mezcla de pasión y tristeza, lo tocaba como si la piel de Jaime le quemara los dedos, como si le doliera pero no pudiese parar de hacerlo. Despojó el cuerpo del mayor de toda prenda y lo tiró contra la cama. Lo tomó, jugó con él a su gusto, hizo y deshizo mientras que Nicolás contenía las lágrimas, se acercaba el final, lo sabía, sabía que al terminar todo esto Jaime tomaría su ropa, se vestiría y antes de irse le besaría la frente en un intento de reconfortarlo, de intentar hacer menos notorio el mal trago que venía despúes, le daba a Nicolás el placebo de sus labios.
Terminó dentro del más bajo, quien se sentía lleno y vació al mismo tiempo en el mismo instante que una lágrima lo traicionaba y escapaba de sus ojos, corriendo apresuradamente por su mejilla como queriendo llamar la atención del más alto... Y lo logró. Por primera vez en mucho -muchísimo tiempo- se dio cuenta de lo que le hacía a Nicolás, sus acciones por fin le habían dado esa bofetada que tanto tiempo había esquivado, contemplo el cuerpo desnudo del otro que intentaba recuperar la respiración. Notó los chupones y algunas marcas de sus dedos sobre aquella suave piel, notó aquellos labios rosados entreabiertos y algo hinchados por la brutalidad de los suyos propios, notó como Nicolás lo miraba sin comprender que pasaba, notó como una de esas manos de largos dedos se posicionaba sobre su mejilla y supo que era su turno de quebrarse.
En un movimiento rápido que dejó anonadado al moreno lo abrazo, lo abrazo con todas sus fuerzas, lo abrazo como si al no hacerlo Nicolás se fuera a esfumar de la fas de la tierra y lloró, lloró como nunca había llorado, el moreno por su parte, aún sin reponerse muy bien de la sorpresa lo abrazo e intentó calmarlo hablándole y dándole delicadas caricias en la espalda, sentía aquel cuerpo más grande pegar pequeños saltos entre sus brazos, sintió las lágrimas ajenas mojarle el pecho y sintió aquellos fornidos brazos apretarlo más, el corazón de Nicolás no pudo más que derretirse ante tal situación y comenzó a llorar el también. De pronto sintió un "Nico, Nico perdóname, perdóname por favor" venir de quellos labios ajenos y entendió todo, sonrió aún con lágrimas cayendo de sus ojos, "Te perdono Jaime" le dijo y era verdad, no importaba cuanto mal le hiciera, no importaban las veces que Jaime lo quebrara y destruyera, él lo perdonaba, lo perdonaría el resto de su vida porque era Jaime, porque lo amaba.
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Vamoh a llorarl. Esto lo escribí en clase, en la misma clase de la que echaron 1313 La profe cree que eso me dolió, ¡JAH! Estúpida, me hizo un favor, me quería suicidar en su clase ql ajshajhsa. Dejen laik y comentario, no sea boludo <3 Esto se lo dedico a mi Naty hermosa <3 que leyó el borradors <3 y también hago una mención a la tía XanChan con quien recordaba viejos y kawaiis tiempos mientras lo escribía <3 te hamo bb <3
-Jocho.