Ahí estaba otra vez frente al castaño que lo miraba deseoso, apasionado, emocional, lo miraba como un perro hambriento que mira un trozo jugoso de carne fresca. Debería sentirse asqueado, debería tomar sus cosas y salir de esa casa para nunca volver... Pero no lo haría, no lo hizo la primera vez y no la haría ahora, ni la vez siguiente a esa, ni la siguiente y así. Todo estaba mal, todo estaba mezclado y confundido, no podía distinguir donde empezaba su tristeza y donde terminaba su deseo, su excitación, su gozo por tener aquella mirada de Jaime sobre si y solo para él. Para los demás seguían siendo amigos, para ellos... No lo sabían, no se habían detenido a pensar en nada y en momentos así ¿Podría alguien realmente pensar en otra cosa más que comerse a besos con quien tiene en frente?
Como seda de deslizan
Mis manos por tu cuerpo
Tocando todo lo que pueden
Dejando todo al descubiertoEn un abrir y cerrar de ojos el castaño se había abalanzado sobre el moreno. En un ágil movimiento Jaime tenía aprisionadas las muñecas del mayor con sus manos y las recargaba contra la pared, así era él, se sentía poderoso cuando aprisionaba a Nicolás de cualquier forma posible, era su forma de marcarlo. Le encantaba someterlo, le encantaba decirle sin palabras "eres mío Nicolás, solo mío"; se relamió los labios y contempló los ojos del moreno que pedían con un brillo especial, un brillo único, un brillo que solo era para él y para nadie más, un brillo que decía "rápido". Sonrío malicioso, le encantaba el moreno, le encantaba todo de él, ¿Lo amaba? Quizá, quién sabe, muy probablemente. Se acercó lenta y pausadamente a los labios de Nicolás, se tomó su tiempo, lo torturo, lo hizo desear aquel suave y exquisito rose que ambos necesitaban como quien necesita aire en sus pulmones. Primero tierno, luego romántico y, por último, casi grotesco y desalmado. Con el moreno así, tan sumiso y dispuesto la cordura no duraba mucho en la cabeza de Jaime.
Esa mirada lasiba que tienes
Se queda pegada con la mía
Quiero desordenar ese hermoso cabello
Despeinarlo y revolverlo.Con poco y nada de cuidado el castaño lo lanzó sobre su cama pero no le importó, es más, le encantó aquello, lo sintió casi como una caricia. Eso era lo que le encantaba a Nicolás, esa brusquedad tan característica de un hombre, ese deseo tan animal a flor de piel. Con las mujeres debía ser lento, pausado, delicado y para él eso estaba bien, adoraba el cuerpo femenino y le gustaba tratarlo con la elegancia y el cuidado que cada mujer se merece pero en el fondo, en un lugar donde nadie había logrado llegar estaba todo ese deseo primitivo, ese animal encerrado que todo llevamos dentro y que pide salir a gritos en la intimidad, pero hay un punto ahí y es que aquel animal no sale con cualquiera y muchas veces ni siquiera se asoma, pero con Jaime... ¡Dios! Con Jaime salía solo al verlo, solo al escucharlo, solo al sentir un ligero y suave rose de sus pieles. De pronto se vio sin polera, de la nada ya no tenía pantalones. Todo era tan rápido que no supo cuándo ni cómo logró arrancar las prendas del cuerpo de Jaime.
Quiero ver esos labios tuyos
Entreabiertos
SuplicandoGimiendo
Mordidas, gemidos, rasguños, agarrones, una deliciosa coreografía memorizada, una rutina bien aprendida, una de esas cosas que te sabes al derecho y al revés pero que no pueden aburrirte. Estar tan juntos, ser tan sinceros, ser tan descarados era como leer la mejor novela que jamás se haya escrito una y otra vez, era como un balde de agua fría en un caluroso día de verano, era como el paraíso. De pronto Nicolás se vio con las piernas abiertas de par en par quedando más expuesto que nunca en su vida; no era la primera vez pero siempre se sentía como un novato cuando llegaba el momento. Sin previo aviso sintió como se volvía uno con Jaime, cómo los tabúes se iban a la mierda y solo quedaba disfrutar, sentir, amar.
Deseo como sea
Cubrir tu cuerpo
Con pequeñas y juguetonasGotas de perlado sudor
La cama crujía, el ambiente estaba denso y húmedo, los gemidos revotaban por toda la habitación y el aire era atrapado a grandes bocanadas por ambos. Todo era tan maravilloso, tan delicioso, tan natural que no importaba nada, no importaba si alguien llegaba, no importaba si alguien se daba cuenta, no importaba lo que viniera después, importaba Nicolás, importaba Jaime, importaban ambos, importaba el ahora.
Quiero llevarte hasta lo más alto
Para que luego caigas en mis brazos
El final estaba cerca, ambos lo sabían, lo sentían y querían llegar juntos. Se miraron, se besaron como si fuera la última vez en sus vidas que pudieran probar los labios ajenos y de pronto todo acabó. Ahora estaban ambos acostados en la cama, cada uno tan cerca del otro que sus respiraciones agitadas se mezclaban a cada momento. Nicolás miró al castaño.
Probar un poco de tú hermosura quiero
-Jaime... -lo llamó-
-¿Sí?...-... ¿Querí' repetir?...
El fulgor volvió a los ojos de Jaime, Nicolás sonrió, lo había conseguido, siempre lo hizo y lo seguiría haciendo hasta el fin de los tiempos.
Y créeme cariño
Voy a hacerlo.
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Llevaba harto tiempo sin publicar nada watshos, lo siento, los exámenes, el cambio de U y muchas weas más me han tenido pero más estresada que la conchetumare, ya volveré en gloria y majestad.
-Jocho.