LA LEY DE LA MANADA

CAPITULO 3

Gulf apagó el motor y sacó sus llaves de la ignición mientras procesaba la escena delante de él. El paseo en coche hasta Haiya y la reunión que siguió, fue tal como esperaba. La mujer sentada tejiendo, en el columpio del porche, fue completamente inesperada. Aun así, aunque estuvo antes en Fang, Chiang Mai; aún tendría que aprender todos los pormenores del pueblo o de las cinco mil personas que vivían allí. El condado, claro está, era más grande. Él agarró su bolso del asiento de pasajero y lo lanzó sobre un hombro al salir, luego se volteó y agarro su chaqueta antes de cerrar el vehículo y encaminarse hacia la casa de su tío.

Gulf colocó su bolso y la chaqueta en una mesa pequeña, de hierro forjado, solo a pocos pies de distancia del columpio y se unió a la dama en el columpio. — Hola... 

Ella le miró con sus brillantes ojos café. — Bien, mírele. Las señoras abajo en el Dora, me dijeron que eras precioso.

La cara de Gulf se acaloro y se rió. — Todos ellos han sido muy amables conmigo, aunque tratan de alimentarme con mucha más comida de la necesaria. Creo que piensan que no puedo cocinarme.

— Una gran cantidad de hombres solteros, terminan en el restaurant por la misma razón.

— La cocina necesita ser modernizada, — Gulf aclaró con un gesto hacia la casa. — No pienso que la estufa se haya encendido, desde que Carter fue presidente. Compré un horno de microondas y desempaqué mi cafetera. Supuse que su hijo haría de la suya en la casa, tan pronto como su compañía acabe con mi oficina. — Él inclinó su cabeza. — ¿Usted es Suporn Suppasit, ¿verdad?

— Lo soy, — ella dijo. — Su tío... supongo que no muchas personas, se le ha ocurrido entrometerse, en esa relación en particular, pero es que Carl tuvo solo un hermano y fue una hermana, y oímos de una autoridad bastante buena, que ella no podía tener niños. Aun así, aquí estás sentado. 

— Soy adoptado. 

Suporn asintió. — Lo asumí como mucho. Ella era buena para eso, para nutrir el alma, aunque trató desesperadamente de esconderlo, después de que se le dijo, que no podría tener hijos. ¿Te visitará?

— Eventualmente. — Gulf se relajó en el columpio. — No sé quién es mi padre biológico. Mi madre biológica afirmaba que no recordaba ni su nombre. Fui un bebé prematuro, enfermizo, terriblemente poco atractivo; pero afortunadamente no adicto al crack, lo que eventualmente tomó la vida de mi madre biológica. Estoy agradecido de que ella se las arregló para salir fuera de la pipa, para darme al menos eso, al comienzo de mi vida. Estuve en el sistema de cuidado adoptivo por dos años, todavía enfermo y bajo de peso para mi edad, cuando Apasiri Kanawut me encontró. Estaba trabajando en la Defensoría del niño, incluso entonces. Ella me crió y si bien fue realmente una , me adoptó. Empecé en el kínder como Gulf Kanawut.

— Pues bien, podría no haber comenzado bonito, pero usted más que lo compensó.

Gulf suspiró. — ¿Toda su familia es de esta manera?

Suporn sonrió abiertamente. — Sí, pero te gustarán. A mi Mew, parece ser que realmente le gusta su apariencia.

— Eso es mutuo. — Él se frotó la parte de atrás de su cuello. — El pueblo entero lo sabe, supongo.

— Por supuesto, que lo hacen, — Suporn dijo, obviamente divertida.

— ¿Estás aquí para hablar de eso? — Gulf preguntó mientras estiraba sus piernas un poco.

- Hmm, no exactamente. El rumor es que has estado entrevistando al personal del Dr. Voyage.

—Ah, sí —Gulf negó con la cabeza. — Estás aquí por Judy Delmar. Hablé con Mew acerca de ella.