En un mundo donde la supremacía de los alfas es incuestionable, Soo Bin se ve obligado a huir a Inglaterra, donde se verá involucrado con Yeon Jun Hasmet. Líder de una de las mafias más peligrosas de Turquía.
▪︎ ADAPTACIÓN PERMITIDA.
▪︎ PAREJA PRINC...
Soo Bin desliza su espalda en la cabecera de su cama y descansa su cabeza en sus manos apretándolas en sus sienes para mermar la irritación. Su omega estaba decaído y se sentía como un tonto, más que tristeza Soo Bin sentía una increíble molestia clavada en su cabeza.
¿Cómo podía ser tan descarado? Ahora entendía todo, debió ver las señales rojas cuando veía al omega recesivo actuar tan cómodo alrededor de Yeon Jun y como este no se mostraba nada consternado en sus acciones.
¡Ese día en la oficina el pelirrojo estaba básicamente sobre su regazo!
Soo Bin trataba de empujar la idea de no importancia a quien meta el gama a su cama; sin embargo, su lobo lo volvía a la dirección irritada apenas ese pensamiento surgiera en si. No le había pedido fidelidad a Yeon Jun como capricho de omega marcado, simplemente sabía cómo podían llegar a ser las familias orientales y más aún pertenecientes a la mafia, podrían llamarlo exagerado pero las historias no mostraban a los alfas del calibre de Yeon Jun con miles de omegas inclinados a él nada más por que si. No quería ser parte de un harem donde arrancaban sus uñas para que el alfa les diera una mínima atención.
Si algo no podía soportar Soo Bin era que lo trataran como un tonto y Yeon Jun estaba haciendo un récord increíble en mantener el enojo del omega a niveles tan altos al mantener a una de sus putas tan cerca.
Su enojo empeoró más cuando sintió la humedad acumularse en sus ojos. No podía distinguir si eran sus sentimientos de enojo o la melancolía de su omega pero tenia esa misma sensación cuando vio el gris en la mordida de Yeon Jun y cómo está se acrecentó ese día que volvió de la oficina donde vio las garras que el recesivo podía sacar.
A pesar de los sucesos bruscos y rápidos de anoche, había una pequeña dicha en su día, el tener la atención y las palabras de cuidado del turco en la noche anterior habían sido un sentimiento cálido para sus músculos doloridos.
Como una gota sobre la hoja seca, esa sensación se desvanecían con la misma rapidez que llegó.
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El olor de feromonas preocupadas azoto en la cara de Yeon Jun cuando cruzo la gran puerta de la mansión, los sirvientes se inclinaron hacia él mientras se abría paso hacia la base de la escalera donde se encontraban Chang Bin y las banyalar de Soo Bin. Cuando las mujeres lo vieron sus rostros se transformaron a unos más pálidos.
—¿Qué sucede? —pregunta cuando Chang Bin le da una sonrisa nerviosa.
—Amir, disculpe nuestra falta de cuidado —se arrodilla Mina mientras Arin y Moon la siguen, Yeon Jun frunce su ceño aún más y empieza a preocuparse.
—Es mi culpa, sabes lo lengua suelta que puedo hacer — Chang Bin se toca la cabeza molesto, una irritación poco propia de él se hace ver, cuando la mirada interrogante del gama se clava en él aún más suspira en derrota— Creo que necesitas ver a tu omega, después me puedes dar un golpe si quieres.
