CAPITULO 55

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La humedad de la llovizna del día anterior empañaba las ventanas y los reflejantes que daban al exterior. En una mañana tan fría no había el sonido común de los pájaros o el ajetreo común de las mañanas en el palacete. Los estragos del pánico y desesperación el ambiente casi imposibilitan el rezo de las mañanas por los sucesos recientes en la noche, pero las súplicas a Alá por la salud de su hürrem fueron imperativas para todos los trabajadores de la casa.

Más aún cuando los gritos del omega seguían presentes entre las brechas de sus recuerdos.

Soo Bin, especialmente, no podía dejar de rezar en su mente.

Su cabello estaba despeinado y seco, las ojeras en su rostro estaban tan moradas que le hacían parecer enfermo. Si pasaba la mano por su cara podría sentir el resto de las lágrimas secas que exprimieron sus ojos hasta que no quedara más que un rojizo enfermizo.

Incluso seguía usando la misma ropa de ayer, la molestia por una limpieza personal no estaba en el rango importe de sus preocupaciones actuales.

Había personas alrededor que iban y venían; veterinarios de todas partes del país, los mejores a palabras de Yeon Jun. Había mandado jets y transporte exclusivo para traerlos lo más pronto posible. Un llamado de Los Hasmet siempre era algo importante que atender.

Al igual que él, habían estado cuidando a Jabir toda la noche, tratando de mantener el hilo delgado de vida. Las posibilidades ya iban en números bajos.

Soo Bin observa alrededor sin levantar el rostro de la cama donde estaba Jabir, sus ojos ardían reclamando horas de sueño, pero sabía que su corazón no podría estar en paz si intentaba cerrar los ojos. No en un espacio tan grande y ruidoso.

Una de las mejores habitaciones del palacete se había vuelto prácticamente un lugar de estudio y cuidado, con máquinas de una tecnología que el omega jamás había visto. Pero estaba agradecido, de otra forma Jabir ya estaría muerto, si no fuera por todo esto.

Hürrem —hay un toque en su hombro, Soo Bin no tiene que girar para saber quien es, no cuando había captado el olor de las feromonas conocidas a su lado desde hace unas horas—. Hürrem, debe descansar, todos están preocupados por usted.

Soo Bin no le responde a Tae Hyun, su mirada permanece en la respiración ligera y alarmantemente lenta del tigre frente a él.

Cuando Tae Hyun quiere seguir convenciéndolo, Soo Bin habla.

—Él es el único hijo que jamás podré llegar a tener.

Tae Hyun aparta los ojos con una expresión dolida. Este tema seguía siendo sensible para todos.

—Cuando llegue aquí, en un lugar tan grande e imponente, no podía pensar en nada más que el miedo que todo esto me causaba —Soo Bin siente su voz temblar, su pecho duele mucho— Fue lo mismo cuando lo conocí. Tuve el ignorante y común pensamiento cuando lo vi frente a mi... una bestia, un animal muy grande y bravío— el omega extiende una mano, la cual tiembla cuando toca el pelaje de Jabir.— A pesar del miedo que seguramente captaba en mi, seguía viniendo a mi lado. Él era el único que en ese entonces no me veía como el hürrem de aquí, solo era Soo Bin, y él estaba bien con eso.

Tae Hyun se arrodilla a su lado.

—Una orden hürrem, es todo lo que necesito.

Soo Bin lo voltea a ver, los ojos del alfa son tan expresuvos, con solo verlos sabe que el enojo es un sentimiento común entre ellos. No tiene que preguntar a qué se refiere el moreno, más aún cuando él mismo se había tenido que controlar para no dar una orden de muerte.

La estupidez no era uno de sus adjetivos, sabía que los omegas de las otras mafias tenían que ver con esto. El pensamiento solo hacia enojarlo más.

Ellos estaban en sus camas de sábanas de seda y respirando en su territorio, sin nada que los molestara. En cambio; Jabir estaba ahí, tumbado y sin posibilidades de recuperar movilidad completa cuando despertara... si alguna vez lo hacía.

MAFIA ROJA ~ YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora