CAPITULO 4

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Múltiples susurros despertaron a Soo Bin, el sol lastimó sus ojos y el dolor por todo su cuerpo se sintió como una resaca después de una fiesta de tres días. Con lentitud abrió sus ojos para observar donde estaba, cuando sus sentidos empezaron a identificar la elegante habitación se incorporó de un jadeo, provocando más dolor en su parte baja.

—¡Ah, mierda! —empezó a golpearse la cabeza suavemente para poder recordar los sucesos de anoche. Pequeñas imágenes del alfa salvándolo y llevándolo a su habitación eran las más claras de todas, después de eso, solo tenía la sensación de manos tocándolo delicadamente y una figura protectora sobre él. Dirigiendo su mano a sus boca, sintió la pesadez de unas labios sobre los suyos e inmediatamente supo lo que había pasado.

Las voces detrás de su puerta volvieron a llamar su atención, con un esfuerzo increíble se incorporó de la cama. Jadeó cuando sintió un líquido espeso salir de él, provocando más incomodidad en él.

—Ah...tiene que ser una broma —maldice molesto. Estaba agradecido de que incluso si dejara de tomar sus inhibidores un día, estos no dejaban su efecto anticonceptivo.

—¡Es una locura! ¿Sabes la conmoción que esto traerá a la familia? Un puto campo de sangre hombre —gritó silenciosamente una voz tras la puerta. Era una suite, por lo que Soo Bin dedujo que las voces que peleaban provenían del salón y no la salida. Acercó su oído para oír más de la conversación.

—¡Lo ha marcado!, es un hecho del que no podemos rehuir —contestó otro hombre igual de alterado que el otro.

Sintiendo su presión bajar, Soo Bin tuvo que sostenerse de la pared al lado. Su respiración empezó a agitarse mientras su cerebro trabajaba a mil por hora, inmediatamente corrió al espejo que se encontraba al otro lado de la enorme habitación.

—¡No, no, no! —una marca grande, de color rojo intenso y sangre seca adornaba a su cuello. Era una mordida de unión, la pesadilla de todo omega después de un celo.

Se sintió fallecer cuando la humedad de sus lágrimas empezaron a llenarlo con una desesperación fuerte.

Había fallado... Escapó y dejó atrás todo para no estar en una unión forzada, para que él mismo se metiera en esa misma situación.

Ignorando el dolor en su cuerpo, empezó a vestirse apresuradamente. Maldijo al alfa por romper sus pantalones, ahora tendría que pagarle al hotel algo más, con rapidez decidió recoger los restos de su ropa.

No iba a estar atado a un alfa, así viviera con el dolor de la separación hasta el punto de querer morir, era un riesgo que estaba dispuesto a tomar. Para él era más viable escapar.

Con determinación se dirigió a la puerta del pasillo y giró el pomo sin hacer ningún ruido.

—¿Qué crees qué haces? —una mano fuerte detuvo su acción, cerrando la puerta de golpe. Alzó la mirada para ver —en su desgracia— al hombre que lo había llevado a esa situación. Por las gotas en su cuerpo y la toalla envuelta en su cadera, Soo Bin se dio cuenta de que todo ese tiempo estaba en la misma habitación que él, su shock del momento no dejó que escuchara el agua correr.

—Y-yo...

—¿Intentabas escapar? —acusó mientras se acercaba a él. Haciendo retroceder a Soo Bin—. Había oído de omegas que se fugaban después de ser marcados, pero jamás pensé que fuera una situación en la que yo me encontraría.

—Todo fue un malentendido —susurró Soo Bin con la cabeza baja, las fuertes feromonas del alfa lo estaban mareando. Una risa del hombre lo asusto.

—Un malentendido dices...¿No fuiste tú el que planeo esto? —susurró con resentimiento Yeon Jun. El omega puso un rostro confuso.

MAFIA ROJA ~ YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora