Prólogo.

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Desde que Danna fue abandonada por el famoso Sanzu, estando ella embarazada cuidó de su pequeña, le dió todo a su alcance, pero algo que ahora debía de cumplir era el hecho de que su pequeña "________" cumplía 13 años y era necesario que ahora fuera a vivir con su padre, no era la mejor idea, pero era a la única persona que tenía de ahora en adelante.

Y aquí estaba, frente a la caseta del guardia que vigilaba el portón de la mansión de Bonten, este sorpendido del como llegó esa adolescente ahí, era un lugar escondido ¿Fue enviada como infiltrada? Se preguntó, sus jefes debían de saberlo, pero ahora solo se encontraba el número dos... Con la mujer que se había convertido en su esposa hace dos años atrás.

Llamó a Sanzu y este con fastidio minutos después se presentó al lugar, seguido por la castrosa mujer de cabello negro, contextura delgada, cuerpo envidiable, pero esto a causa del dinero que ahora poseía al estar casada con alguien importante como Sanzu. Al ver a la adolescente de cabello albino, ojos azul cielo y unas pestañas gruesas y grandes, era parecida a su esposo de alguna extraña forma, eso le asustaba.

- Tch. ¿Quién mierda es esta mocosa? - preguntó Sanzu con cierto enojo al ver a la adolescente frente a él.

"_______" hizo una mueca y miró mal al que ahora sabía que era su padre, había esperado más de 10 años por esto y así era la impresión que se llevaba, ahora entendía el porque su madre lo odiaba tanto, él era despreciable, alguien que no merecía el amor que le dió su madre. Iba a comenzar a odiarlo si fuera posible.

- Vaya... Así que esta es la mejor bienvenida que le da a su hija, señor. No podía esperar algo bueno viniendo de usted - ríe forzosamente, Sanzu abrió sus ojos sorprendido y le hizo al guardia abrir la reja para hacerla pasar y forzarla entrar a la mansión.

Esta hizo una mueca por lo fuerte que agarraba su muñeca, le dolía como lo hacía, pero era de esperarse, él estaba enojado, confundido ¿Asustado?

Cuando se detuvo en una gran sala de estar, Sanzu suspiró profundamente y miró a la mujer que era su esposa negar, le hizo que se retirará y esta indecisa lo hizo. El temperamento de Sanzu no era bueno y si lo hacían enojar era probable que ese mismo día terminará siendo sobras en el mar.

Le pidió a la albina que tomara asiento y así fué, "______" lo miró seriamente y se cruzó de piernas para escucharlo hablar. Aquí era la parte donde le diría que negara que era algo de él.

- ¿Quién es tu madre, niña? - preguntó.

- Danna Hiruyama, a esa misma mujer que despreciaste hace más de trece años y la única que se hizo cargo de mi desde ese entonces - respondió con una sonrisa y su ceño levemente fruncido - así que esa mujer fue su intercambio, que vergüenza.

Sanzu la miró con una vena en la frente, le estaba cabreando el carácter que tenía esa mocosa, pero se ponía a pensar que al ser su hija de alguien tuvo que sacarlo y él en eso no se salvaba.

- Sorprendente... La verdad no me acordaba de ella desde el día que la dejé, por obvias razones que cuando seas mayor entenderás. Nadie en esta vida dura para siempre y eso fue lo que pasó con tu madre. Había escuchado en el club que hace una semana murió de cáncer mamario, debió ser fatal para ti - la miró con una falsa mueca de tristeza que hizo bufar a la albina de inmediato, él no era bueno fingiendo, era un maniático de primera ¿Qué le importaba su madre?

- Ya deja de fingir, lo único que harás es que termine golpeandote - lo miró mal.

Sanzu rió y hizo llamar a una de las criadas para ordenar una habitación para la chica, quien se quedaría con él, no la quería consigo, pero era su responsabilidad de ahora en adelante. Tal vez ayudando por esta vez su lista de pecados disminuiría, aunque era una vil mentira de su parte.

PAPÁ | 𝑯𝒂𝒓𝒖𝒄𝒉𝒊𝒚𝒐 𝑨𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora