03.

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No tenía idea de que hacer, estaba algo cansada, pero no lo suficiente para querer una siesta, aún seguía en el comedor terminando mi pastel de fresa junto a un batido del mismo sabor, esto era el paraíso.

Aunque Marayu haya interferido en eso nadie le dió el gusto de no quedarme en el comedor sola, o bueno, tenía el interés de hablar con la mucama del almuerzo, el tan solo verla me había recordado a mamá, ese melancólico recuerdo volvió a mí cuando ví sus ojos, aquel brillo que tanto los caracterizaban y el cual se desvaneció el día que murió.

Había sentido una conexión que me hizo sentir especial, más tranquila, quería hablar con ella, tal vez así no me sentiría tan sola en este lugar, nunca tuve amigos y no fuí a la escuela, aprendí a leer por mi propia cuenta así que todo lo que sé lo hice sin ayuda alguna, pero la soledad que me rodeaba siempre seguía ahí, siguiéndome sin rumbo alguno, en busca de alguien que pueda darme el amor que me había brindado mi madre. Eso era lo único que quería.

Suspiro con cansancio y me levanto de la silla para tomar el plato y el vaso para llevarlos a la cocina donde los lavare, todos los de Bonten, incluída Marayu salieron después del almuerzo, por dicha tenía paz y tranquilidad, después de todo, con Marayu en este lugar era un descontrol total.

— Si tan solo Marayu no estuviera con mi padre todo sería fácil —dije abiertamente mientras suspiraba con cansancio y abría el grifo para lavar lo que había utilizado para comer postre, apenas había tomado el paste sentí como alguien me lo arrebató cuidadosamente haciéndome saltar por el susto, pero al verla a ella me hizo quedarme estática, observandola de pies a cabeza con lentitud. Ella se parecía a mamá.

No sabía cuánto tiempo pase observandola, pero después de salir de mi trance ella me sonrió y se posicionó a mi lado para lavar mi plato sin decir ninguna palabra, o eso creía yo.

— Eres "_______" ¿No? —preguntó con suavidad mirándome con una cálida sonrisa, asentí— eres muy querida por el señor Manjiro, nunca lo había visto tan pendiente a alguien o defenderla, supongo que eres la primera —rió.

— Eso creo... Creo que todo fue gracias a Marayu, aunque nunca quise hacer revuelo en la mansión, ya hace mucho con hospedarme en su hogar —respondí algo nerviosa mirando el suelo y con un leve sonrojo en mis mejillas.

— Veo que odias a la señorita Marayu, no es muy querida en esta mansión y más por el señor Manjiro, se casó con el señor Sanzu hace dos años, pero desde que se juntó con él solo lo utiliza por su dinero... Además de ser atractivo —la escuché reír.

Me quedé en silencio analizando lo antes dicho por la mucama, era más que obvio las razones que tenía esa mujer con mi padre, más siendo el segundo al mando de Bonten y alguien con una billetera llena, pero cuando decida irse con las manos forradas de dólares, él abrirá los ojos.

Suspiré pesadamente y junte mis cejas con algo de frustración, todo aquí se complicaba y yo no podía hacer nada al respecto, solo era una niña de 13 años que no tiene ninguna prioridad contra esa mujerzuela.

Si tan solo pudiera tener algo de su atención...

Solo quería sentir amor paternal de su parte...

— "______" ¿Estás bien? —preguntó mi acompañante— estás algo distraída ¿Dije algo que te molestara? Porque si es así me disculpo.

— ¡No, no! S-solo pensaba jejeje —rasque mi mejilla desviando la mirada.

— Es que tu mirada reflejaba angustia, pensé que te había incomodado mi presencia —sonrió levemente— he terminado aquí, creo que es hora de que vaya a hacer las compras a la ciudad, no me gustaría que los señores regresen y vean que no haya nada para la cena.

No despegue mi mirada de ella, en ningún momento. Se quitó el delantal y amarró su cabello con una liga negra haciendo una cola alta en su cabellera naranja para después acariciar mi cabello e irse, pero antes que intentara salir de la cocina tome su muñeca.

— Quiero acompañarte.

Dije decidida, ella me miró sonrprendida por unos segundos y luego negó.

— No es correcto que alguien como tú acompañe a una simple criada por la despensa, no puedo permitirlo —tomó mi mejilla haciendo que la mirara fijamente— si te ocurriera algo no me lo perdonaría —se alejó de mí y salió sin más ignorando mis súplicas desde la cocina.

La única opción que me quedó fue seguirla, aunque en todos mis intentos de convencerla terminaba negando.

— ¡Déjame ir!

— No...

— ¿¡Por qué no!? —indague una vez más aún sin darme por vencida.

— No puedo llevarte "_____" es algo prohibido.

— Pero yo quiero ir contigo...

— No puedes hacerlo —aceleró más su paso para dejarme atrás y dándome indicios de lo fastidiada que estaba.

Me detuve en seco y miré mis manos, mis ojos se aguaron y de un momento a otro todas las lágrimas retenidas humedecieron mis mejillas.

— ¿Por qué eres egoísta? ¿Por qué no me dejas ir contigo? Yo solo quiero protegerte mamá... Nunca pude agradecerte lo mucho que hiciste por mí, y-yo lo único que hice fue arruinar tu vida... —tartamudee limpiando mis lágrimas con más mangas de mi suéter.

No escuché más pasos, pero no quise mirar, ya se habría ido, no le iba a ser caso a una simple niña, no iba a molestarse volver solo por mí, porque quería acompañarla, quería hacer lo que nunca pude hacer con mi madre, pero creo que ver el recuerdo de mi madre en ella está haciéndome delirar cada segundo que la tengo de frente, su falta de compañía me está matando poco a poco.

Aún la extraño y no quiero dejarla ir.

┖Fin del capítulo┒


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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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~Smailer-Shimura

𝑊𝑟𝑖𝑡𝑡𝑒𝑟: 𝑆𝑘𝑎𝑟𝑙𝑒𝑛𝑡ℎシ︎

PAPÁ | 𝑯𝒂𝒓𝒖𝒄𝒉𝒊𝒚𝒐 𝑨𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora