05.

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— ¿Dé qué estás hablando? —indagó Sanzu con su ceño fruncido.

Era obvio su enojo, ya que él solo escuchar que la niña que por ende era su hija era muy querida por su jefe y más, ahora iría a la secundaria por él, eso no le agradaba. Aún no entendía el porque Manjiro apreciaba a la que era su hija, que por cierto, no le importaba para nada, después de todo él odiaba a su madre, nunca quiso a esa mujer, la madre de su ahora hija, el solo verla cada día frente a él, cerca de su esposa lo ponía mal, tal vez revivía algunos recuerdos.

Tal vez por eso la odiaba ¿No? O tal vez ni él sabía la razón de su odio hacia la adolescente que era su hija, pero una cosa que tenía en claro era que no podía ofrecerle más de lo que ella quería.

¿Amor paternal? ¿Que es eso? ¿Se come?

Manjiro miró a Sanzu con una ceja arqueada y el nombrado se tensó ante la mirada de su jefe soltando un bufido, aún así no iba a retractarse.

— ¿Decías? —habló Manjiro con algo de seriedad sin quitar su vista de él, volviendo el ambiente algo tenso para Sanzu y su hija, quien en ese momento quería huir de la situación, aunque era una opción algo cobarde.

Por otro lado Sanzu miró a su hija por unos segundos con odio, al igual que Marayu, odiaba que _____ fuera el centro de atención para estas situaciones, siempre siendo vista y adorada por los demás

¿Por qué esa mocosa tenía la atención que ella quería siendo solo una huérfana huérfana de mierdas? —pensó sin quitar su vista de la albina.

Quiso intervenir, pero mejor decidió no hacerlo, por su bien.

— Decía que no me parece correcto que esta mocosa vaya a una secundaria. Se molesta mucho por algo tan poco Mi rey —respondió Sanzu con irritación en lo último, sin haberse percatado que sus palabras habían hecho enojar por un lado a Manjiro y por otro decepcionado a la que era su hija.

— ¿Algo tan poco? —repitió con algo de ironía levantándose de su silla para acercarse a él con una mirada de todo menos amigable— esta niña de aquí es tu hija por una vez en tu vida debes ser responsable de esto imbécil

El salón se volvió silencioso, todo Bonten tenía su vista en ellos, entendiendo el enojo de su jefe porque sí, Sanzu era tan idiota que por un lado no entendía que la mujer plástica solo lo buscaba por su fama y dinero, agregando que se les había insinuado más de una vez y por el otro que si nunca deseó un hijo porque no se cuidó cada vez que tenía relaciones coitales con su antigua novia porque la suposición que tenían ellos ahora que "_______" existía era que Sanzu botó a Danna cuandose enteró que estaba embarazada de la albina frente a ellos.

Podían ser unos enfermos mafiosos, cada uno peor que el otro, pero si alguno de ellos estuviera en el lugar del idiota de Sanzu si se hubieran hecho cargo de la adolescente.

Pero tengamos en cuenta que ninguno estaba en esa situación y dos que Sanzu nunca cambiaría, lo traumado ya es de nacimiento.

"______" sentía que la situación se volvería aún más tensa y ella no quería causar más revuelo del que ya había causado en toda su estadía en el lugar ¿Podría evitar que los dos presentes frente suyo no terminaran matandose entre sí?

La albina se levantó de su asiento fue hacía Manjiro, lo tomó del antebrazo y trató de alejarlo de l que era su padre, pero fue detenida por la rubia mal teñida, haciéndola enfurecer más de lo que ya estaba.

¿Si no tenía nada bueno que decir para que abría la boca?

— Niña, deja que los adultos resuelvan sus problemas como deben ser —le susurró al oído con algo de burla tratando de detenerla, pero lo único que recibió como respuesta fue una patada en el abdomen por parte de la albina, quien ya estaba harta de la situación.

— ¡Cállate de una vez tonta! —exclamó con lágrimas en sus ojos— si solo dirás puras tonterías mejor no habrás la boca y si no aportarás en nada vete. Los adultos son tontos, las discusiones no se resuelven con golpes, hay algo que se llama diálogo y si no están de acuerdo uno del otro solo se distancian, pero armar una pelea por una estúpida huérfana ya es rebajarse mucho.

Decía cada vez suavizando su voz, al igual que su agarre al antebrazo del albino.

Odiaba ser entrometida, pero hacer algo así no quería, Manjiro ya se preocupaba mucho por ella, hacía mucho con tenerla en el mismo techo, pero defenderla de su padre causaba más estrés en ella, la hacía verse más inútil de lo que ya era.

Todos se quedaron en silencio, Manjiro al escuchar a la adolescente se alejó del de cabello rosado y tomó asiento en su lugar, mientras que el nombrado le miraba con sorpresa al igual que los demás, pero una rubia no lo hacía de esa manera, más bien era odio lo que su mirada reflejaba. Soltando algunas maldiciones salió del comedor, pero todos pudieron escuchar el grito que pegó la rubia desde su posición, haciéndolos levantarse de inmediato para asomarse "discretamente" desde la entrada.

Lo que faltaba... —murmuraron los presentes, a excepción de "______".

Por un lado la albina se encontraba confundida por la presencia de aquella mujer en el lugar que a simple vista no parecía ser una mala persona y por el otro un Manjiro casi que echaba humo por las orejas.

¿Qué hace ella aquí? Se preguntó.

La mujer de cabellos cenizo y rizados, piel morena y unos ojos de color violeta se acercó a ellos al verlos tan sorprendidos en la entrada del comedor, mentiría si  dijera que no los vió apenas la rubia esposa de Sanzu gritó al verla. Odiaba a esa mujer.

Al estar frente a todo Bonten y la albina, Manjiro quiso hablar, pero fue interrumpido de inmediato al ver a "______" frente a sus ojos.

— Bea... ¿Qué demonio ha...?

— ¡O por Dios, mira a esta niña tan hermosa! —exclamó la mujer morena con euforia, no dudó ni un segundo en abrazar a la de ojos azules y empezar a jalar su mejillas sin ser grosera— no sé de quién es pero la robaré.

Decía acariciando el cabello de "______" quien se sentía algo incómoda por el acercamiento de la mujer, preguntándose quien era la mujer frente a ella.

Manjiro bufó al ser ignorado y se acercó a la morena para tomarla de los hombros y alejarla de la albina, siendo regañado por la morena.

— No puedo creer que tengas 30 años y seas tan inmadura, Beatriz.

Habló Mikey con irritación hacia la morena quien no se despegó aún de la albina, la cual se encontraba incómoda y confundida ante la situación, preguntándose.

¿Quien carajos era esta mujer?

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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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𝑊𝑟𝑖𝑡𝑡𝑒𝑟: 𝑆𝑘𝑎𝑟𝑙𝑒𝑛𝑡ℎシ︎

PAPÁ | 𝑯𝒂𝒓𝒖𝒄𝒉𝒊𝒚𝒐 𝑨𝒌𝒂𝒔𝒉𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora