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—Recuestate —ordenó Namjoon, soltando brevemente las piernas de su mayor. Seokjin asintió, acatando la orden con algo de inseguridad, olvidándola por completo en cuando sintió al moreno comenzar a besar sus muslos, dejando suaves y húmedas mordidas por donde pasaba, lamiendo de manera ruda y acentuada en las zonas más sensibles de sus muslos, evitando a propósito su palpitante miembro.

—Nam... —suspiró, sintiendo el aliento del chico sobre él al rozar su pene—. Namjoon, hazlo por favor —suplicó al estar siendo torturado de esa forma.

—No hyung, aún no —ronroneó el menor, subiendo por su vientre, depositando suaves mordidas húmedas hasta llegar a sus rosados y erectos pezones, los cuales lamió y mordió de manera deliciosa, arrancando gemidos quedos de los gruesos labios del mayor.

Seokjin suspiraba, gemía y mordía sus labios, deleitándose con las deliciosas sensaciones que la boca y manos del menor dejaban sobre su cuerpo, deseando grabar todo en su memoria.

Namjoon besó los labios del mayor, estirando brevemente el brazo para tomar el lubricante que guardaba en el buró junto a su cama.

Seokjin observó detenidamente sus movimientos, a la expectativa de lo que su novio haría. No sentía miedo, solo curiosidad. Claro que sabía lo que se hacía, pero no podía imaginarse a sí mismo tomando un rol específico, por lo que decidió dejarlo en manos del menor, que con manos expertas vació un poco de aquél líquido viscoso sobre sus dedos, mirándolo de reojo.

—Hyung es tan grande... —susurró mientras dejaba el bote en algún lado de la cama. Eso hizo a Seokjin enrojecer, cubriendo su cara con ambas manos, rehuyendo la mirada pervertida del menor.

—¡Namjoon! No digas esas cosas —dijo, aún detrás de sus manos, con las orejas rojas y sin poder mirar al hombre sobre él.

—Pero... es verdad... —gimió Namjoon, provocando que Seokjin apartara un par de dedos de sus ojos, encontrándose con la imagen más morbosa y sucia que había visto en toda su vida, haciendo que su ya erecto miembro, palpitara dolorosamente en excitación.

Namjoon se masturbaba lentamente sobre su vientre, tomando su miembro de manera firme, apenas moviendo de arriba abajo la mano, sus ojos se encontraban cerrados, con el cuello estirado hacia atrás y gimiendo hacia el cielo. Seokjin lo sentía moverse ligeramente sobre él, percatándose que su otra mano, se encontraba entre sus nalgas, haciendo la labor de preparar su propia entrada de manera lenta y sumamente excitante.

—Seokjin... —Suspiró namjoon, metiendo un segundo dedo empapado en lubricante, gimiendo quedito mientras mordía su labio inferior. El mayor alejó poco a poco sus manos de su rostro, posándolas sobre los muslos del moreno, acariciando suavemente la tersa piel—. Hyung... quiero tenerte dentro. Por favor.

Seokjin casi pudo sentir su cabeza explotar en mil pedazos, al igual que su duro pene bajo el menor. Sin rastros de timidez o vergüenza en el rostro, Jin tomó la cintura de Namjoon, ordenándole que se levantara levemente para poder posicionar su miembro debajo de su entrada. Namjoon obedeció, sacando sus dedos y haciendo una mueca que volvió loco a Seokjin.

Con lentitud, el moreno fue bajando sobre el largo miembro de su amado, sintiendo sus músculos estirarse dolorosa y deliciosamente, aceptando la intromisión. Sus manos sobre el níveo pecho del mayor estaban firmemente posadas, aguantando el resto de su peso, permitiéndole bajar lentamente hasta sentir que toda la extensión del mayor estaba dentro, palpitante, gruesa y cálida. Ambos se quedaron en silencio, mientras Namjoon se acostumbraba al miembro dentro de él y Seokjin intentaba no terminar en ese preciso instante, al sentir el cálido y apretado interior del menor.

—Nam... —gimió al sentir un pequeño movimiento por parte del moreno al acomodarse mejor.

—Aaah... Jin... —Namjoon mordió sus labios, deleitándose con el panorama frente a él; Seokjin se encontraba con las manos firmemente apoyadas sobre sus caderas, presionándolo contra su cuerpo, manteniéndolo inmóvil, deleitándose con la calidez y humedad del estrecho interior, con los ojos fuertemente cerrados y la boca entreabierta, dejando escapar su entrecortada respiración.

선생님 (Profesor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora