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—Buen día jóvenes, por favor tomen las hojas que les pasarán sus compañeros, pero no quiero que empiecen a leerla hasta que yo lo indique. Es un examen de integrales y derivadas, así que a partir de este momento, queda prohibido hablar, sacar celulares o alguna nota.

Un murmullo de disgusto se extendió por el aula mientras las miradas de preocupación de todos se encontraban entre sí.

Seokjin miró a su izquierda, ahí estaba ese misterioso y atractivo chico, con el semblante relajado y una ligera sonrisa despreocupada adornando su rostro.

Recordó el día anterior, cuando encontró a Namjoon de camino a su casa y no pudo evitar pensar en cómo se sentiría ser importante en la vida de alguien, recibir cumplidos solo por existir, sentirte bonito y querido, que esos fuertes y contorneados brazos lo rodearan...

—Señor Seokjin, por favor preste atención a las instrucciones, porque no repetiré nada.

Todos sus compañeros lo miraban, algunos con burla y otros con fastidio. Seokjin enrojeció hasta las orejas de manera violenta, desviando la mirada a su pupitre, donde descansaba aquella hoja con más letras que números.

—Lo siento profesora.

La aludida retomó su monólogo, explicando cómo se iba a evaluar y lo que sucedería después de terminado el examen. Namjoon miró de reojo a Seokjin, sonriendo divertido al ver sus orejas completamente rojas y la mirada concentrada sobre la profesora.

Jin trató de poner toda su atención en las instrucciones, intentando recordar las fórmulas para resolver aquél examen, pero la mirada que sentía sobre su rostro lo ponían nervioso.

—Bien, pueden comenzar.

Todos los alumnos empezaron a escribir en sus hojas, muchos se detuvieron luego de colocar su nombre, mientras que Namjoon y Seokjin siguieron escribiendo rápidamente, desglosando los problemas con destreza.

La hora de clase pasó rápido, muchos alumnos se levantaron de sus lugares, resignados a reprobar y perder los puntos extra, otros intentaron resolverlo, quedando en ridículo cuando la profesora expuso que de milagro lo único correcto en la hoja era su nombre.

El aula estaba casi vacía, ocupada únicamente por Namjoon, Seokjin, un par de chicas más y la profesora.

—Quedan 10 minutos.

Las chicas se levantaron, una tras la otra, dejando sus exámenes frente a la profesora, quien solo dirigió una mirada rápida para despedirlas después.

—De milagro esto será decente. Retírense.

Ellas salieron, sus rostros lucían tensos de preocupación.

Namjoon y Seokjin se levantaron al mismo tiempo de sus asientos de manera violenta, con la respiración agitada y casi tirando al suelo sus asientos. De alguna manera habían comenzado una silenciosa competencia por ver quién terminaba antes el examen.

—Con delicadeza muchachos, no son carreras.

Ambos se aproximaron rápidamente hasta el escritorio, dejando su examen con fuerza sobre él. La profesora los miró, algo divertida con la competencia, fijándose en sus exámenes por primera vez.

Namjoon y Seokjin caminaban de vuelta a sus asientos sin dirigirse mirada alguna, pero la voz de la mujer los detuvo de golpe.

—Regresen acá.

Se miraron a los ojos, ninguno entendía qué pasaba, por lo que caminaron de vuelta, Namjoon se mostraba algo molesto, mientras que Seokjin lucía asustado.

—¿Quién le copió a quién? Y no quiero mentiras ni que se cubran entre ustedes.

—¿Disculpe? —Namjoon habló con tono molesto.

선생님 (Profesor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora