Extra

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Seokjin y Namjoon se encontraban al borde de la piscina, observando el agua cristalina tocando la punta de sus dedos, con el aroma a agua clorada entrando por sus fosas nasales.

Seokjin jamás lo diría, pero solía ser uno de sus olores favoritos, le recordaba esos buenos tiempos en los que él y el agua eran uno, donde no existía nada ni nadie, solo su cuerpo deslizándose en el agua, con los pulmones a reventar de oxígeno y la adrenalina en sus venas cuando estaba a escasos centímetros de la meta, pero hacía mucho que ese aroma había dejado de ser tan especial, ahora solo le recordaba ese mal rato, el corte a su vida feliz y aquello que dejó atrás. No era traumático, solo triste.

—No creo que pueda hacerlo, Nam. Han pasado tantos años... —Susurró, aferrándose a la tibia mano de su novio, que en ningún momento lo soltó, atrayéndolo hasta su cuerpo para brindarle la confianza y apoyo que necesitaba.

—Amor, escuchame bien —Jin lo observó, notando la hermosa sonrisa en sus labios y esos hoyuelos que lo volvían loco, esos que a pesar de llevar más de dos años juntos, jamás se cansaría de besar—. El cuerpo tiene memoria, no temas haber olvidado cómo nadar, porque eso no pasará y yo estaré todo el tiempo contigo, no voy a soltarte a menos que me lo pidas.

El corazón de Seokjin martillaba sus oídos y su pecho, sus palmas sudaban y su respiración se sentía pesada entrando por sus pulmones, pero esa sonrisa lo hacía confiar, lo hacía querer intentarlo al menos un poco. Apretó los dedos de Namjoon entre los suyos, en una aceptación muda; recibiendo un asentimiento de su parte.

—Entremos entonces. —Namjoon bajó los escalones del lugar uno a uno, sosteniendo la mano de Seokjin con firmeza.

El mayor podía sentir sus rodillas temblar de miedo, pero la mano sosteniendo la suya le daba algo del valor que le faltaba. El agua ya le sobrepasaba el abdomen, mientras que a Namjoon apenas si le tocaba el ombligo. Por un momento se distrajo en aquella vista: Namjoon con un pequeño y algo apretado short envolviendo esos fuertes muslos, su torso desnudo, de fuertes pectorales y abdomen marcado, esos acanelados brazos, firmes y listos para sostenerlo de ser necesario.

Ahí recordó en dónde se encontraba, volviendo a la realidad de golpe. El agua le llegaba poco más arriba del pecho, sus pies apenas si tocaban el fondo y Namjoon sonreía enormemente, encantado por los brillantes ojos que lo observaban sin perder detalle.

Seokjin sintió el pánico subirle por la garganta, dando un par de fuertes patadas que lo acercaron al cuerpo de su novio, quien lo recibió sin mayor problema, soltando suaves carcajadas mientras sus brazos lo envolvían, regresando un par de pasos hacia la parte baja de la piscina.

—¡¿Por qué te ríes!? ¡Pude morir! —Lo regañó el mayor, con algunas gotas cayendo del cabello castaño luego de querer salir de ahí.

—No vas a morir cariño. No mientras yo esté aquí ¿De acuerdo? Es solo que estabas tan distraído que ni siquiera te diste cuenta de que ya estabas nadando. Me pareciste tierno, es todo.

—No es cierto, pude ahogarme y cargarías con eso en la conciencia por el resto de tu vida. —Namjoon rodó los ojos con una sonrisa divertida en los labios.

Con delicadeza, separó a Seokjin de su cuerpo, tomándolo por la cintura. Sus dedos, tibios y firmes sobre la fina cintura desnuda de su novio provocaron que la temperatura dentro del agua se elevara de pronto, provocando un sonrojo al castaño.

—Son nuestras primeras vacaciones juntos desde que volviste de Australia, por favor dejemos esto para después. —Jin se acercó a Namjoon de forma seductora, permitiendo al ahora pelinegro tomarlo más firmemente de la cintura antes de unir sus labios en un beso lento y seductor.

선생님 (Profesor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora