Poseí a la hija de la segunda protagonista fugitiva

1.

Capítulo 1.

<Prólogo>

El amor arruinado de los demás es algo que se disfruta con tal solo leer.

Mientras leía <El viento y las flores te hablaron>, una novela de fantasía romántica, caí más en la historia de la segunda pareja que acabó con un final trágico a comparación de la pareja principal que terminó felizmente.

Esa novela fue bastante popular porque tenía muchos escenarios que a los lectores les gustarían en las segundas parejas, mientras que la narrativa del protagonista masculino y femenina era un poco plana.

Por ejemplo, el protagonista masculino secundario tenía la posición de ser el Gran Duque del norte que era el amigo del protagonista masculino y el villano final. Era un ser que vivió una vida llena de venganza y finalmente se destruyó a sí mismo.

Tal gran duque tenía una antigua amante, pero debido a la deshonestidad excesiva, se da cuenta de sus sentimientos demasiado tarde.

Justo después de que ella fuera golpeada por una flecha.

No fue hasta que ella se derrumbó, sangrando, que se dio cuenta de que sus sentimientos por ella no eran mera posesividad, sino amor verdadero.

Pero, lamentablemente, la protagonista secundaria muere de inmediato. Ella no supo que él la amaba hasta el momento en que murió.

—Aunque no me ames, yo te amo.

Esas palabras fueron su último adiós.
Al final, tras darse cuenta de que ha perdido lo más preciado de su vida, el segundo protagonista opta por suicidarse, dejando atrás toda venganza.

El final triste de alguien se convierte en el final feliz de alguien. También en esta novela, el final feliz de los personajes principales se completó a través de la feroz destrucción de la segunda pareja.

De hecho, fue un final bastante satisfactorio para mí, que disfrutaba del amor trágico de los protagonistas secundarios.

El problema era que esta era la historia de mi madre y mi padre.

Poseí a la hija de los protagonistas secundarios que terminaron en un amor arruinado.

* * *

—¿Ves al tipo montando el caballo negro en el frente? Esa persona es el  Gran Duque Iskars.

Miré hacia el techo mientras escuchaba a Tom. En medio de la calle llena de techos rojos, los caballeros con armadura marchaban en fila.

Un dragón negro estaba grabado en su pecho. Era el símbolo del Gran Duque de Iskars, el protector del Norte.

—Ar, ¿realmente vas a hacerlo?

Tom me había estado mirando con una expresión inquieta desde entonces. Sin prestarle atención, asentí.

—Sí lo haré.

—Pero podrías morir si lo hicieras. ¡En el momento en que saltes frente al Gran Duque, serás cortada por su espada!

La cara de Tom ya estaba azul por el miedo. Pero respondí con calma.

—No hay otra manera.

Mientras tanto, probé todos los métodos para acercarme al Gran Duque de Iskars, pero todos fallaron.

Una chica plebeya que vivía en el pueblo ni siquiera podía acercarse a él, que era de una clase noble.