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VERÓNICA

Fui a la cocina a preparar un poco de comida para chava, servi todo y fui a su habitación.

— Chava.. traje algo para comer debes alimentarte bien —nadie respondió—.  No puede ser no está —dije en voz alta.

Tomé mi teléfono y lo llame, me dió el buzón, pregunte a todos y nadie sabía nada de el nadie lo vio salir. Sara no estaba y el gallo estaba con el operativo. Tome una de las camionetas y mi arma salí del rancho no sabía dónde podía estar pero se lo que estaba buscando "droga" esa maldita droga, chava está solo y sin protección si algo le pasa me muero.

Probé llamarlo de vuelta su celular estaba prendido pero no contesta, luego recordé que todos los celulares del rancho tienen rastreador.

Avenida.......

"Que rayos hace Salvador aquí, no conozco este lugar" me cuestione al llegar a un apartamento. Toque la puerta y espere.

— Muñeca —se arreglo la blusa—. ¿Que es lo que buscas? Ah ya se una fajita o algún brassier, mis productos son 100% de buena calidad.

— No de hecho estoy buscando a un chavo, su nombre es salvador estuvo aquí hace un momento ¿Sabe a dónde fue? —dije mientras examinaba el lugar

— Mire señorita, usted debe ser la novia pero el se acaba de marchar con una muchacha.

— ¿Que hacía el aquí?

— Emm vino a qué le haga una lectura de cartas.. no te conté también leo las cartas.

Saqué mi pistola y le apunte.

— Mire señorita usted cree que soy estúpida ¿Que carajos hacía salvador acá? Responda o le pegó un tiro en esa hermosa carita.

— ¡Ya, ya, ya! Vino por unas pastillas que me la encargó yo se lo dije que no era bueno para el pero no me quiso escuchar.. ya ve la juventud

— Cállate

Guarde mi arma de nuevo y salí del departamento, al cruzar la calle había un parque con una construcción abandonada cruce y entre.

Busque a Salvador pero no lo encontré hasta que entre en un teatro abandonado, ahí lo ví tirado en el suelo con una chava. Corrí hacia el lo toque y me miró.

— Salvador que carajos haces acá, estás loco. Dale levántate y vamos a casa —dije y lo estiré del brazo.

— Begoña —dijo entre suspiros.

— tienes razón no podemos dejarla aquí —tome el celular de la chica y llame a su papá y le di la dirección para que venga por ella.

Luego me fui con salvador de camino al rancho el ya estaba conciente.

— ¿Tienes idea de lo que haces? Salís de el rancho sin armas ni guaruras, no pensas que algo puede pasarte.

— Ya Verónica no soy un niño para que me reclames y me salves.

— No ya se que no pero te comportas como uno carajo, mientras todos estamos preocupados por el futuro del cartel y cuidando nuestras vidas vos te escapas y te drogas con una desconocida ¡Por Dios!

— Perdón pero te recuerdo que no fui yo quien me arruinó, pero sabes que pensa lo que quieras.

— Chava se que no es fácil, te entiendo pero no podés poner en riesgo tu vida por una pastilla. Escúchame cada vez que tengas ganas de meterte una pastilla llámame te prometo que siempre voy a estar y juntos vamos a salir de esto.

Lo miré y el asintió con la cabeza.

— Lo siento —dijo chava—. Vos deberías estar descansando y yo solo te doy más problemas enana.

— No digas eso, vos sos lo más sincero que tengo y siempre voy a estar para vos aunque no te bañes.

Ambos reímos y todo ese mal rato pareció esfumarse.

— ¿Quién era ella?

Chava me miró y sonrió.

— No me mires así solo pregunto por nuestra seguridad, solo eso.

— no te preocupes, la conocí hace una semana no sabe nada de nosotros y no es nada mío si eso es lo que querías saber celosita.

— Cállate no preguntaba por eso solo para estar segura de que nuestra seguridad no esté comprometida.

❛LA HIJA DE QUINTANILLA❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora